Miércoles, 23 de Octubre 2024
Jalisco | Entre veras y bromas, de Jaime García Elías

—Doctrina... y praxis

Los partidos políticos, en México, en lo que hace a sus “ideologías”, “principios de doctrina”, etc., están cortados, todos, por la misma tijera

Por: EL INFORMADOR

GUADALAJARA, JALISCO (22/FEB/2011).- Los partidos políticos, en México, vienen a ser —dicho sea sin ánimo de ofender—- como El Diablo, El Bartolo y El Ermitaño de todo Nacimiento que se respete. Son figuras que pueden resultar más o menos divertidas, según las circunstancias en que se manifiesten... pero casi nunca consiguen ser respetables, por más que atufen el gesto y engolen la voz sus representantes o dirigentes. Lo mismo a sus jerarcas que a sus infanterías, el ciudadano común los mira con recelo; los rehuye, en la medida de lo posible... o se aproxima a ellos, de vez en cuando, si estima que de esa cercanía puede lograr un beneficio:
desde una gorra, un mandil o una camiseta en los tiempos de campañas, hasta una chamba de “asesor” que permita estar uncido, aunque sea por un rato, a la generosa e inagotable ubre del Presupuesto.

—II—

Los partidos políticos, en México, en lo que hace a sus “ideologías”, “principios de doctrina”, etc., están cortados, todos, por la misma tijera...

Sus postulados ideológicos son irreprochables. El que no declara, rotundamente, que “Consideramos inadmisibles las profundas desigualdades sociales que subsisten en el país, y estamos empeñados en crear las condiciones estructurales para que se cumpla el postulado que nació con nuestra voluntad de ser independientes: moderar la opulencia y la indigencia”, proclama que “mientras exista un mexicano que viva en la miseria, no podremos sentirnos satisfechos”; el que no se pronuncia por “un Gobierno sustentado en la confianza social, honesto y eficiente, permanentemente atento a las legítimas necesidades y demandas populares (...), con sólida conciencia moral que haga a un lado los códigos de reglas no escritas, que castigue la corrupción y que exija la adopción de compromisos claros y la rendición de cuentas de los servidores públicos”, se compromete a “rechazar la mentira y las manipulaciones como medios de hacer política”, lo mismo que “las concepciones patrimonialistas del poder”. Y el que no proclama, a voz en cuello, que “La sociedad demanda que el poder se ponga a su servicio, que la proteja y la defienda, no que la amedrente o la haga víctima de la arbitrariedad”, sostiene, sin ruborizarse, que “la honestidad es el primer requisito para los candidatos a puestos de elección y de dirigencia partidista”.

—III—

(Por mera curiosidad, y sin que necesariamente venga al caso, ¿de quién es la frase “Dime de lo que presumes y te diré de lo que careces”...?).

JAIME GARCÍA ELÍAS / Periodista y conductor radiofónico.

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