De Curitiba y Rasi Salai, a Temaca

Lo que sucede en los poblados Temacapulín, Acasico y Palmarejo, en la región alteña de Jalisco, no es un caso aislado. No sólo ocurre ahí. En otros lugares de México y en distintos países, comunidades amenazadas de ser sepultadas por represas se organizan, exigen sus derechos y protegen sus recursos e identidades. Las resistencias las hallamos lo mismo en el Estado de Guerrero que en la Patagonia de Chile. A los afectados los hermanan otras visiones sobre el problema mundial del agua.

Sus argumentos son distintos a quienes, desde los diferentes gobiernos y grupos empresariales, consideran el agua una mercancía que se puede privatizar, avalan proyectos destructivos del medio ambiente, y no consultan a los pobladores desplazados por las obras ni les importan sus derechos.

De ahí que no sea raro que Temacapulín haya sido sede, del pasado 1 al 7 de octubre, del Tercer Encuentro Internacional de Afectados por Represas y sus Aliados. El primero se organizó en Curitiba, Brasil, en 1997, y luego, en 2003, en Rasi Salai, Tailandia. El pequeño pueblo jalisciense pasó ya a la historia mundial de las luchas de quienes se oponen a ser objetos movibles en planos de obras, o simples números en proyectos financieros de cúpulas. El futuro de ese poblado les corresponde decidirlo, en primer lugar, a sus moradores y dueños. Obligarlos a salir sin convencerlos, cubrir de agua la localidad sin consultarlos, taparla sin prever los daños ambientales a la región, sacrificarlos en aras de una presa que beneficiaría económicamente a unos cuantos, sumirlos en el olvido mientras en las grandes urbes se desperdicia sin conciencia el líquido, sería un atropello, una injusticia.

Los más de 300 asistentes de 54 países se solidarizaron con Temaca, Acasico y Palmarejo ante el riesgo de que las comunidades desaparezcan bajo la Presa El Zapotillo. Los participantes, afectados por obras similares y personas de los cinco continentes convencidas de luchar contra las represas destructivas, buscan promover “el uso ecológico del agua, la justa utilización de la energía, la autodeterminación de los pueblos, la defensa del territorio, la justicia ambiental y climática y el respeto a los derechos humanos”, como indican en la declaración que aprobaron y que se puede leer en el sitio www.otrosmundoschiapas.org/index.php

En un mensaje que deberían considerar las autoridades estatales y federales, los asistentes al encuentro señalaron que “gobiernos, instituciones financieras y corporaciones deben someter todas las decisiones sobre represas a la aceptación pública y consentimiento informado por los afectados, como fue recomendado por la Comisión Mundial de Represas, incluyendo las poblaciones aguas abajo y aguas arriba de la presa”.