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Victoria para la resistencia de Temacapulín

Por: Rubén Martín

Victoria para la resistencia de Temacapulín

Victoria para la resistencia de Temacapulín

Fue una resistencia dura, larga y difícil, de proporciones épicas. Contra todo pronóstico, los pobladores de los pueblos alteños de Temacapulín, Acasico y Palmarejo apenas se enteraron por la prensa que desaparecerían por la inundación tras la construcción de la presa El Zapotillo, se empezaron a organizar para impedir el proyecto original, y lo lograron. En el camino se enfrentaron al Estado mexicano, a los gobiernos de Jalisco y Guanajuato, a poderosas empresas constructoras de México y la empresa española Abengoa.

Detrás de los gobiernos, había fuertes intereses económicos que empujaban la construcción de la presa El Zapotillo, entre otros la de las empresas del corredor industrial Silao-León, pues el agua represada en el municipio alteño de Cañadas de Obregón, sería privatizada y llevada, mediante un acueducto de 130 kilómetros, al vecino estado de Guanajuato.

19 años después de que se enteraron por la prensa que desde los escritorios burocráticos de la Ciudad de México se les condenaba a desaparecer para dar paso al megaproyecto hidráulico de la presa El Zapotillo, las comunidades de Acasico, Palmarejo y Temacapulín por fin durmieron tranquilos y pudieron cantar victoria luego de que el pasado fin de semana el presidente Andrés Manuel López Obrador inauguró la presa, pero con las modificaciones técnicas y sociales que demandaron los pobladores.

Los pobladores de estos pueblos alteños se enteraron hacia mediados de 2005 que el gobierno federal y de los estados de Jalisco y Guanajuato pretendían construir una presa en sus comunidades rurales. Esto luego de que el proyecto de la presa San Gaspar, en el municipio de Jalostotitlán, se había cancelado tres años antes por la oposición de sus habitantes.

Desde entonces empezaron a movilizarse para exigir a las autoridades, primero información y posteriormente la cancelación del proyecto. No solo no fueron escuchados, sino que fueron engañados y traicionados por tres gobernadores de tres partidos distintos. El panista Emilio González Márquez les dijo a los habitantes de Temacapulín que suspendería el proyecto si la mayoría se oponía a él. Los habitantes de Temaca organizaron el 7 y 8 de enero de 2009 una consulta pública en la que 99 por ciento de los 600 habitantes se manifestaron en contra de la presa. Pero Emilio González se echó para atrás en su promesa.

Llegó después el priista Aristóteles Sandoval y en campaña se pronunció a favor de los pueblos; ya en el cargo como gobernador, los traicionó y dijo que la presa se construiría a pesar de que inundara a los pueblos. Algo semejante hizo Enrique Alfaro Ramírez de Movimiento Ciudadano. En 2018, subido a su banquito de campaña, se dijo en contra de la presa. Ya en el gobierno pretendió terminarla con el proyecto original que atentaba contra los pueblos. Pero todas las traiciones, engaños y mentiras de los gobernantes fueron enfrentadas por la lucha de resistencia de los pueblos de Temacapulín, Acasico y Palmarejo.

Pasaron de la incertidumbre, temor y desconocimiento de lo que implicaba enfrentar los intereses que empujaban el megaproyecto de la presa El Zapotillo, a organizarse internamente (en el Comité Salvemos Temaca, Acasico y Palmarejo) a tejer redes con organizaciones y sujetos de Guadalajara, de otras partes del país e incluso del mundo. Temacapulín fue sede de un encuentro internacional de organizaciones que se oponen a represar los ríos en todo el mundo.

En el camino se convirtieron en expertos en la gestión de recursos hídricos e inventaron el concepto de revolución del agua. Gracias a su tenaz lucha de resistencia, los pobladores de Temaca, Acasico y Palmarejo lograron que el gobierno de López Obrador los escuchara. Gracias a ello, el presidente anunció en noviembre de 2022 un plan de justicia para estas comunidades campesinas alteñas. En este plan, se escuchó la voz de los pobladores y de los técnicos que los acompañaban para ofrecer una solución técnica que garantizara, de manera primordial, que los pueblos no serían inundados por la presa y, en segundo lugar, que se utilizara el embalse, pero para llevar agua a los pobladores de la Zona Metropolitana de Guadalajara. El trasvase a León se canceló.

Ahora el pasado sábado 17 de agosto, el presidente López Obrador y la presidenta electa Claudia Sheinbaum inauguraron la presa con las resoluciones técnicas propuestas por los pobladores. En la ceremonia, los habitantes de Temaca no olvidaron que el gobernador Alfaro los traicionó y por eso lo abuchearon. Gracias a su tenaz lucha social y política de resistencia, hoy Temaca no solo no se inundó, sino que se prepara para seguir reproduciendo su vida por otros siglos más hacia el futuro, tal como lo han hecho en el pasado.

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