Jalisco | “Ver el final desde el inicio, y el inicio desde el final” Camino andado, otra vez ''Ver el final desde el inicio, y el inicio desde el final'' Por: EL INFORMADOR 12 de octubre de 2010 - 06:18 hs Pues ya comienza la contienda por la sucesión de 2012 y la atención nacional seguramente estará aún más distraída, otra vez. Un viejo dicho que instruye a los peregrinos del Oriente recomienda reflexionar y “ver el final desde el inicio, y el inicio desde el final”. Así, durante su larga travesía, uno podría ubicarse en el tiempo y el espacio, y darle sentido a su viaje teniendo presentes los horizontes desde dónde se venía y hacia dónde se iba en distintos momentos. Entonces, vale la pena recordar que en este camino llevamos desde el año 1999 cuando el tema nacional giraba alrededor de la elección eminente, cuya idea central era la oportunidad de desbancar al partido oficial y así romper las ataduras que impedían evolucionar al sistema político mexicano. La discusión giraba alrededor de la posibilidad de formar un solo eje de oposición: una coalición de partidos cuyo único propósito sería ese “desbancamiento”. Sin embargo, la aparición de dos “alianzas” fue prueba a la vez de la incompatibilidad diametral de las agendas nacionales y la necesidad de alinearse vectores plurales más allá de la causa infame de amontonarse para desbancar sólo por desbancar, sin considerar las repercusiones posteriores. Fue esa desconfianza la que paralizó el esfuerzo por un frente opositor único en aquel año 2000. A partir de entonces, quedó claro que la nueva era de la política mexicana estaría determinada por la capacidad de los partidos de reconocerse insuficientes contendiendo a solas. Que su labor y sentido de ser estarían reconocidos por los éxitos de una concertación alcanzada tanto a su interior como externamente con otros partidos y especialmente con organizaciones de la sociedad civil. Sin embargo, los partidos no quisieron ver en los beneficios de las coaliciones algo más allá de la maniobra electoral; lo cual provocó una lamentable dinámica política poco sana e inestable que desembocó en el desastre de 2006 y lo sucedido desde entonces. En México no teníamos por qué saber esto por historia propia, bastaba ver hacia las culturas referentes más parecidas a nosotros y a la vez más maduras democráticamente: España y Francia. Los proyectos de cambio tanto de Felipe González como de François Mitterand se vieron privilegiados por sus coaliciones, y cada uno se fortaleció inteligentemente con sus atinados desempeños postelectorales. Para ambos, la clave de su éxito político fue haber puesto los intereses de sus naciones por encima de los particulares compromisos con su partido y allegados. Algo que los llevó a deshacer compromisos y lealtades que se habían forjado con fuerzas políticas cercanas mientras tiraban puentes hacia sus adversarios más lejanos. Los analistas que han estudiado esto han reconocido en ello un “elogio a la traición”, tratándose siempre del mayor bien común o, en su caso, el mal menor para todos. Es por demás sabido que en el mundo de la política las lealtades fluctúan como banderas en el viento: siempre papaloteando, girando y apuntando hacia la dirección de fuerza dominante. La mayor traición “benigna” ocurre cuando se asume la investidura y liderazgo de una nación en detrimento del acuerdo político con el partido que le llevó a la postulación, y cuya elección ganó gracias a los votos atraídos por otras fuerzas y simpatías externas. Por un lado, los ajustes resultan del proceso sano de concordar ambiciones y posturas entre partidos, y por otro permiten operar con la fuerza moral de la “humildad política” (tan necesaria y escasa en este medio) sin mostrarse públicamente débil ante sus adversarios. Al candidato ganador por una coalición se le permite legitimar una distancia sana con sus compromisos de partido de origen en virtud de su mayor fortaleza política incluyente. Lamentablemente para muchos, lo que vivimos en México ha sido un proceso al revés y volteado. En el año 2000, el candidato cuya “Alianza para el Cambio” ganó la elección del Ejecutivo federal, desde el primer día tomó, al parecer, el camino contrario a la virtud. Inició un proceso a pasos lentos de pequeñas traiciones en sentido equivocado que erosionaron la capa frágil de las fuerzas sociales que se habían sumado al proyecto Amigos de Fox, y en especial desatendió soberbiamente a la otra mitad de la oposición: la “Alianza por México”, articulada alrededor del ingeniero Cárdenas. Hoy, otra vez, la discusión gira alrededor de la posibilidad de formar un solo eje de oposición a la temida ave fénix del priato. Tristemente, la mira sigue estando en el día de las elecciones, cuando lo que necesitamos es a quienes puedan vislumbrar lo que sigue después. Temas Norberto Álvarez Romo Al revés volteado Lee También Así fue el emotivo encuentro que protagonizó 'Canelo' Álvarez con Max Verstappen 'Canelo' Álvarez es un boxeador aburrido: Óscar de la Hoya 'Canelo' Álvarez acudió al GP de Las Vegas para apoyar a Checo Pérez 'Canelo' Álvarez revela condición para pelear con Jake Paul Recibe las últimas noticias en tu e-mail Todo lo que necesitas saber para comenzar tu día Registrarse implica aceptar los Términos y Condiciones