Martes, 26 de Noviembre 2024
Jalisco | Misiva por Guillermo Dellamary

Bicentenario y futbol

El interés por la historia, por los héroes que nos dieron patria y los recuerdos del pasado ya no alborotan la identidad del mexicano

Por: EL INFORMADOR

Los tiempos han cambiado de tal manera, que los festejos del Bicentenario no mueven a las nuevas generaciones, y quizá tampoco a los mayores. El interés por la historia, por los héroes que nos dieron patria y los recuerdos del pasado ya no alborotan la identidad del mexicano.

Nunca olvidaré que en los tiempos de Miguel de la Madrid se sacaron a los símbolos patrios para que recorrieran nuestro país con el afán de renovar el espíritu nacional. Pero la realidad fue otra, la gente no les hizo caso y las banderas de nuestro nacionalismo se agotaron.

Ya no hay estímulos del pasado que inquieten a los jóvenes y les llamen la atención como para reforzar el sentido de pertenencia a nuestra mexicanidad. Pero en cambio, las nuevas generaciones muestran que hay nuevos símbolos que nos hacen identificarnos como tales, como la grotesca y muy particular máscara de El Santo, el atuendo del Chapulín colorado, el sombrero de charro y los penachos de danzante.

Al menos son algunas de las vestimentas que los aficionados al futbol y fieles seguidores de nuestra Selección han elegido para proyectar una cultura y una nación.

Amén de lo que los aficionados han elegido como un atuendo muy mexicano, el futbol es claro magnetismo de una nueva manera de vivir la nacionalidad, de mostrar un apego a la bandera y un territorio que se quiere y se siente como propio.

Si bien los estudiosos del futbol como fenómeno social no descartan que tras el juego en los estadios está un franco sentido de promoción nacionalista, pues por sí mismo es capaz de atrapar el inconsciente colectivo hasta hacer gritar de júbilo por un triunfo o de sufrir amargamente por una derrota.

Parece que el futbol, por sí mismo, puede lograr desencadenar fuertes emociones de identidad patriótica, cuando las fiestas del Bicentenario no alcanzan ni a hacer algo de cosquillas al nacionalismo mexicano.

Y es que el futbol y la Selección son el tema del pueblo, pertenecen a los aficionados, los hacemos nuestros y los sentimos como algo propio. En cambio, la exhortación festiva del Bicentenario parece promovida por el Gobierno, la ha hecho suya y tiene tintes distantes y ajenos al sentir de las masas.

Tampoco queremos que el futbol ni nuestra Selección sean el símbolo de nuestra patria, ni que los jugadores y el cuerpo técnico sean los héroes que tanto queremos recordar. Pero sí queremos que el amor a la patria sea algo más que exhortaciones al pasado y sus próceres. Deseamos que el nacionalismo sea presente, actual, vivo, con mayor interés y credibilidad por el México que ahora tenemos.

No es con fiestas, libros, propaganda y panfletos como vamos a despertar el amor a la patria, sino con hechos, con credibilidad, siguiendo a los líderes que quieren a un México fuerte y unido.
Mientras el Bicentenario sea una fiesta obligada por las fechas y aprovechada por el momento en que vive el Gobierno, seguirán siendo más héroes “Chicharito”, Márquez y el “Maza”.

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