— Desgarriate

La información es buena en la medida en que es útil. Saber, aquí, cómo anda la producción de melocotones en el Peloponeso, es ocioso (claro, salvo para quien se dedica a importar tan deliciosos frutos). Saber, en cambio, qué debe hacerse en caso de sismo, a sabiendas de que está en que Dios nos puso a expiar pecados cometidos en vidas anteriores en una zona altamente sísmica, es básico.

—II—

Se dice que como resultado de la experiencia que dejaron los sismos de 1985 y las explosiones en los colectores del Sector Reforma de Guadalajara en 1992, y a partir del corolario del “Cuyo” Hernández —célebre mánager de boxeadores del siglo pasado— al axioma de Perogrullo (“Experiencia no es lo que a uno le pasa, sino lo que uno hace con lo que le pasa”), el 22 de abril fue declarado Día de la Prevención de Desastres. En ese marco, hubo simulacros de emergencia, para los que se procedió a evacuar edificios:

oficinas públicas, escuelas, se pretende que oficinas y talleres... No se explicó, empero, la utilidad práctica de ese ejercicio. Si hubiera —que no lo hay— un sistema de alerta, que detectara un sismo de cierta intensidad desde su inicio y advirtiera a los habitantes de zonas en las que el mismo fuera a percibirse uno o dos minutos después (Guadalajara y anexas, por ejemplo) estupendo. En cambio, como el mortal común se entera del temblor hasta que percibe —¡si es que percibe...!— que está temblando, cualquiera que conozca aunque sea por el forro el Manual de los Pequeños Castores de los sobrinos del Pato Donald, sabe que, para entonces, quizá lo menos recomendable sea, precisamente, desalojar el edificio (lo que se ha ensayado estos días), y que lo conducente es desplazarse al sitio más seguro a su alcance... en los próximos cinco o 10 segundos.

—III—

Lo más grave, sin embargo, es que casi la mitad de los municipios de Jalisco —cerca de 60— carecen de unidades de protección civil, y que muchas empresas vierten a los drenajes, con absoluta desfachatez y total impunidad, residuos químicos tóxicos o explosivos...

¿Por qué? Porque aunque pomposamente se afirma que “las explosiones del 22 de abril abrieron la puerta a la democracia en Jalisco” (¡oh, sí...!), ni antes ni después de la dichosa democracia ha habido autoridad capaz de impedir que aquí imperen el influyentismo, la anarquía y el desgarriate.