— ''Carambola hecha''

Era previsible que eso no se iba a quedar así; que se iba a hinchar...

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Los alcaldes priistas de la Zona Metropolitana de Guadalajara (incluido, obviamente, el de Guadalajara) movieron pieza al oponerse, al unísono, al proyecto de la Línea 2 del Macrobús, que correría de Zapopan a Tonalá, pasando frente al pórtico de la Catedral. Las reacciones se produjeron casi de inmediato: amén del orfeón —igualmente previsible— de lamentaciones de los más encumbrados funcionarios del Gobierno del Estado (concordantes en que se había saboteado un proyecto de movilidad que beneficiaría a la población... aunque ésta, en su momento —hace un año— se pronunció mayoritariamente en contra de dicho proyecto, como quedó demostrado en las urnas, donde haber recogido el clamor generalizado de “No al Macrobús” fue, sin duda, el as de triunfo de los candidatos priistas a todas las alcaldías locales), hubo otras...

Por ejemplo, la interpretación del alcalde tapatío, Jorge Aristóteles Sandoval, de que la promoción, por parte de la fracción panista en el Ayuntamiento de Guadalajara, de un juicio de nulidad contra el proceso que debería resolverse en un crédito por mil 100 millones de pesos para repavimentar con concreto varias arterias de la ciudad, es una simple —y vil— revancha política. (Sería —perdón por la vulgaridad de la analogía— algo así como “Puesto que tú escupiste en mi plato, ahora me toca escupir en el tuyo”).

Por supuesto, si esa interpretación fuera válida, sería infame calificar a dicha reacción de “perrada”, porque sería ofensivo... para los perros.

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Por otra parte, si es verdad (y lo más probable es que lo sea), como afirma el regidor panista Jorge Salinas Osornio, que el proyecto de Tren Ligero enarbolado por los alcaldes de Zapopan, Guadalajara y Tlaquepaque, sólo sería viable con el aval del gobernador del Estado, la disyuntiva está muy clara: o el gobernador honra su declaración de hace algunos meses, en el sentido de que lo importante era encontrar, entre todos, la solución más viable para subsanar la falta de un transporte público adecuado para los habitantes de Guadalajara y anexas, y secunda la iniciativa en ese sentido... o el resultado de las próximas elecciones —dentro de dos años— para gobernador, se convierte en la clásica “carambola hecha”: así como recoger el clamor popular de “No al Macrobús” dio el triunfo a los actuales alcaldes, recoger el de “Sí al Tren Ligero” se lo dará, indefectiblemente, al candidato al Gobierno del Estado que lo convierta en bandera de campaña. (Algo que difícilmente hará, por cierto, el aspirante a convertirse en el cuarto gobernador panista de la historia de Jalisco).