BANGKOK, TAILANDIA (23/AGO/2016).- La Policía de Filipinas defendió hoy la la controvertida campaña contra la droga impulsada por el presidente Rodrigo Duterte, que ha causado desde el primero de julio mil 900 muertos y levantado críticas de organizaciones como la ONU.El Jefe de la Policía filipina, Ronald de la Rosa, dijo ante una comisión de investigación del Senado que 756 de las muertes se produjeron en operaciones policiales, debido a la resistencia de las víctimas a ser detenidas.De la Rosa atribuyó la autoría del resto de muertes a "grupos de vigilantes", a los que no identificó.El jefe policial manifestó también que más de 670 mil personas se han entregado a las autoridades y más de 11 mil han sido detenidas por su relación con las drogas, en la segunda vista de la comisión retransmitida por las televisiones locales.De la Rosa señaló que el número de personas que se han entregado demuestra la fortaleza de una campaña que, indicó, ha contribuido a "un descenso significativo" del número total de crímenes."La campaña revela la magnitud del problema, persuade a personalidades de la droga a entregarse e intensifica la acción policial con el resultado de reducción del crimen", estimó el jefe de la Policía.De la Rosa aseguró que las operaciones de la policía cuentan con "el reconocimiento y el apoyo" de la ciudadanía, y añadió que esta favorece la "limpieza interna" en la policía, con unos 70 agentes identificados por su implicación con el narcotráfico."La policía es más agresiva en la lucha contra la droga ahora con un presidente que da su apoyo a la campaña", dijo De la Rosa que negó que haya órdenes directas de disparar a matar.La comisión, en la que también declaran familiares de víctimas, está presidida por la senadora Leila de Lima, quien denunció que la campaña se ha convertido en "una excusa para agentes y otros elementos para cometer asesinatos con impunidad".La guerra contra la droga ordenada por Duterte ha recibido numerosas críticas de organizaciones como la ONU, tanto por la elevada cifra de muertos como por lo que consideran violaciones de derechos y libertades fundamentales.Duterte, quien juró el cargo el 30 de junio, respondió a las críticas con el argumento de que "le da igual" los derechos humanos y la cantidad de muertos porque se trata de una medida necesaria, y llegó a amenazar el domingo con sacar a Filipinas de la ONU, aunque su ministro de Asuntos Exteriores, Perfecto Yasay, precisó el lunes que el país permanecerá en el organismo internacional.Pese a la violenta campaña, Duterte mantiene su popularidad, que se sitúa en el 91 por ciento en las encuestas, la puntuación más alta recibida jamás por un jefe de Estado filipino.