Nobel de la Paz a disidente chino divide a líderes

BEIJING, CHINA (09/OCT/2010).- La condena inmediata del Gobierno chino por el otorgamiento del Premio Nobel de la Paz para el disidente Liu Xiaobo fue el inicio de los enfrentamientos y mensajes de división entre líderes internacionales.

Como “un insulto” al galardón calificó Beijing la distinción con el Nobel a Xiaobo, condenado a 11 años de prisión por “subversión contra el Estado”.

China advirtió que sus relaciones con Noruega y con el Comité del Premio Nobel sufrirán las consecuencias y convocó al embajador noruego en Beijing.

El canciller Jonas Gahr Støre salió al paso de las amenazas: “Hay una clara línea entre un comité independiente y el Gobierno noruego. Deben entender que así funciona nuestra sociedad”.

En América, el presidente estadounidense, Barack Obama, fue el más exigente al hacer un llamado a Beijing para que libere a Xiaobo.

Empero, otros países simplemente evitaron el tema, y representantes de la Unión Europea (UE) tomaron distancia de la posición que asumió Obama.

La alta representante europea, Catherine Ashton, se limitó a decir que espera que el laureado pueda recibir el galardón “en persona”.

En el mismo tono, el presidente de la Comisión Europea (CE), José Manuel Durao Barroso, dijo que los valores promovidos por Liu “están en el corazón de la UE”.

Los europeos reconocieron la legitimidad del premio, pero evitaron pronunciarse por la liberación de Xiaobo.