Mueren 37 personas al estallar bombas en Iraq

BAGDAD, IRAQ.-  Un ataque suicida con coche bomba destrozó una mezquita chií en el norte de Iraq, parte de una serie de ataques que dejaron por lo menos 37 muertos entre peregrinos y feligreses de esa rama islámica, dijeron la policía y funcionarios de salud.

El ataque más mortífero ocurrió en Rasheediyah, una aldea al norte de Mosul, donde un vehículo cargado de explosivos y estacionado cerca de una mezquita chií mató por lo menos a 10 feligreses que abandonaban las plegarias del viernes, dijo un agente policial en Nínive.

El agente agregó que la carga, detonada poro después del mediodñia, hirió además a decenas de personas.

El agente habló a condición de guardar el anonimato por no estar autorizado a facilitar la información a la prensa.

Fue el ataque más reciente en una serie de atentados perpetrados el viernes contra los chiíes. En Bagdad, tres bombas mataron a siete personas e hirieron a varias decenas más.

La primera de las tres explosiones ocurrió hacia las 9 de la mañana al paso de un microbús cuando entraba en el barrio humilde de Ciudad Sadr, dijo un policía. La explosión mató a cuatro peregrinos e hirió a otros 8, agregó el agente. La bajas fueron confirmadas por un funcionario de sanidad.

Poco después, dos explosiones casi simultáneas cerca del estadio de Shaab, en el este de la capital, mataron a tres peregrinos cuando caminaban hacia sus casas en Ciudad Sadr, dijo otro agente.

Trece peregrinos fueron heridos en las dos explosiones, ocurridas a menos de un kilómetro de distancia, dijo el agente.

Todos los funcionarios hablaron a condición de guardar el anonimato por no estar autorizados a facilitar la información a la prensa.

Las detonaciones ocurrieron al día siguiente que una bomba colocada al pie de una carretera y dirigida contra los peregrinos en ruta a Karbala matara a uno de ellos e hiriera a otros cuatro. El viernes pasado, varias bombas detonadas en Bagdad y dirigidas a feligreses chiíes mataron por lo menos a 29 personas.

Los ataques plantearon temores de que los insurgentes desean reanudar la violencia sectaria que casi destrozó al país en el 2006 y el 2007.

Aunque la violencia ha disminuido de forma notable en Iraq en los últimos dos años, las autoridades estadounidenses consideran frágiles los avances en materia de seguridad y advirtieron que los insurgentes pueden realizar todavía ataques esporádicos pero de gran efecto.