La simbolización del presidente

GUADALAJARA, JALISCO (23/ENE/2013).- Los acontecimientos que se han desprendido en Venezuela han tomado una dinámica misteriosa. Es claro que Chávez padece un cáncer de carácter terminal, y ante la falta de información del presidente, el chavismo intenta hacer de Hugo Chávez un símbolo, recurriendo al manejo sentimental nostálgico sobre los grandes caudillos del pasado.

Rodrigo Soto Morales, profesor de posgrado en Derecho, por la Universidad Panamericana  (UP), indica que el régimen chavista padece un espectro de pobreza amplio. Su clase media no es la más extensa pero tiene una base popular, lo que lo hace, como en nuestro país, altamente susceptible al populismo político, en ejemplos claros como Argentina, con Kirchner; Nicaragua y Chile, donde se habla de un regreso de Bachelet.

En Venezuela existe un gran manejo mediático de sus líderes. Un manejo sentimental de la política con nostalgia sobre los grandes caudillos del pasado, con lo que logran tocar fibras de la población altamente manipulables. No son regímenes políticos de estrategias macroeconómicas sólidas, sino de soluciones concretas, ya que el grueso del electorado no es capaz de hacer un análisis político a fondo. Se trata del “cómo” sienten al gobernante.

Es algo similar al peronismo en Argentina. Deben de sentirse fuertes, con un sentimiento nostálgico-histórico.

En Venezuela es común aferrarse a efemérides como el fin de la dictadura de Marcos Pérez, que anclan su lucha en los grandes caudillos idealizados.

Cuando no tienes propuesta concreta, tienes que anclarte al símbolo como el núcleo en el que te sustentas. Ya no se habla de Hugo Chávez, sino de un símbolo: el chavismo, la revolución bolivariana, que intentará hacer de Hugo Chávez un símbolo.

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Rodrigo Soto-Morales es abogado y doctor en Filosofía. Desde hace más de 15 años combina el ejercicio práctico de la profesión con tareas académicas y de investigación.

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