GINEBRA, SUIZA (19/DIC/2016).- El alto comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Zeid Ra'ad Al Hussein, consideró hoy "alarmante" la escalada de violencia y la represión de libertades fundamentales de opositores al presidente de la República Democrática del Congo, que se niega a abandonar el cargo pese a que hoy expira su mandato.La demora de los comicios presidenciales hasta 2018 ha provocado una ola de protestas fuertemente reprimidas por las autoridades congolesas, que han prohibido "de facto" todas las manifestaciones y reuniones políticas públicas en las principales ciudades del país.El diplomático celebró en un comunicado la existencia de conversaciones mediadas por la Iglesia católica para "tratar de encontrar un camino negociado" y "evitar la violencia" y recordó que "el respeto a la Constitución y a los derechos humanos debe ser la piedra angular de cualquier acuerdo alcanzado". Además, Zeid denunció que el Ejecutivo congolés exigió a las operadoras telefónicas y a los proveedores de Internet que bloquearan el acceso a redes sociales desde ayer domingo.El alto comisionado recordó que hoy se cumplen tres meses desde que una protesta popular en la capital del país, Kinshasa, que pedía la dimisión del presidente, Joseph Kabila, fuera brutalmente reprimida por las fuerzas de seguridad, resultando en 54 muertes.Asimismo, Zeid denunció que "a día de hoy, nadie ha sido investigado ni juzgado por esta represión violenta de las manifestaciones".Desde principios de diciembre, la representación de las Naciones Unidas en la República Democrática del Congo ha documentado 26 arrestos vinculados a la afiliación política y 45 detenciones de "personas que trataban de ejercer su derecho a la reunión pacífica".De estos últimos, al menos 16 fueron detenidos mientras participaban en la campaña de sensibilización pública "Bye Bye Kabila" (Adiós Kabila) organizada por los movimientos juveniles "Filimbi" y "Lucha" en las ciudades de Kunia, Kinshasa y Goma.Un grupo de relatores especiales de la ONU denunció por su parte "el doble rasero aplicado por las autoridades en Kinshasa, que sí permite actividades públicas de jóvenes progubernamentales, mientras reprimen las voces disidentes".Los expertos temen que la violencia resurja en este país con pobreza crónica y alta inestabilidad que prácticamente no ha conocido ninguna transición pacífica de poderes desde su independencia de Bélgica en 1960 y cuya guerra civil causó cinco millones de muertes entre 1997 y 2003."Instamos a las autoridades a poner fin de inmediato a la represión de la sociedad civil y a mantener los compromisos sobre los derechos humanos ratificados por la República Democrática del Congo", añadieron los firmantes del comunicado Maina Kiai, David Kaye y Michel Forst.