ADIS ABEBA, ETIOPÍA (09/OCT/2016).- El gobierno etíope dio a conocer las reglas estrictas para su estado de excepción, que según la oposición fue impuesto para frenar una ola de protestas, a veces mortíferas, en Oromia y otras regiones.Cientos de personas han muerto en las protestas contra el gobierno en el último año, de acuerdo con grupos de derechos humanos y activistas de la oposición. Los manifestantes han exigido mayores libertades en una de las economías con mejor desempeño de África.El 2 de octubre, más de 50 personas murieron durante una estampida humana después de que las fuerzas de seguridad abrieron fuego contra manifestantes antigubernamentales durante un festival religioso en Bishoftu, al sureste de la capital.La tragedia desató más violencia en Oromia, lo que llevó al gobierno a anunciar el estado de emergencia. El gobierno también aplicó un apagón de internet.Etiopía no necesita un estado de emergencia, alegó el domingo el presidente del opositor Partido Azul, Yilikal Getnet. Agregó que las personas solo han expresado su descontento con el gobierno.Las reglas anunciadas la noche del sábado obligan a los diplomáticos a moverse exclusivamente en un radio de 40 kilómetros alrededor de Adis Abeba, a menos que soliciten un permiso oficial.El estado de excepción también impide hacer contacto con grupos que el gobierno etiquetó de terroristas, así como ver ciertos medios de comunicación, como la Red de Medios de Comunicación de Oromia y el sistema de radio y televisión por satélite de Etiopía, de acuerdo con un comunicado emitido por el Ministro de Defensa, Siraj Fegessa, jefe de un comando instalado para supervisar la aplicación de la ley del estado de emergencia.Quienes infrinjan los términos del estado de emergencia corren el riesgo de enfrentar penas de tres a cinco años de cárcel.Las medidas de emergencia también prohíben las manifestaciones y reuniones públicas sin permiso de las autoridades y las fuerzas de seguridad pueden detener o catear a los sospechosos sin una orden judicial.El grupo étnico más grande de Etiopía, los Oromo, empezaron a protestar hace casi un año, cuando el gobierno propuso anexarse parte de sus tierras a la capital, Adis Abeba, como parte de una campaña para transformar esta nación principalmente agrícola en una potencia regional de la fabricación industrial. Aunque el gobierno abandonó la idea posteriormente, las protestas se intensificaron para demandar más derechos y la liberación de activistas, opositores y periodistas detenidos.