Domingo, 13 de Octubre 2024
Internacional | Tommasso de Benedetti, es el autor de la foto falsa de Hugo Chávez entubado

El rey de las mentiras

Tommasso de Benedetti, es el autor de la foto falsa de Hugo Chávez entubado, que publicó El País, así mismo inventó alrededor de 80 entrevistas a escritores famosos y políticos

Por: EL INFORMADOR

DIVERSIÓN. Para el periodista romano mentir es una juego literario en el que le da vida a sus personajes ESPECIAL /

DIVERSIÓN. Para el periodista romano mentir es una juego literario en el que le da vida a sus personajes ESPECIAL /

MADRID, ESPAÑA (25/ENE/2013).- Tomasso de Benedetti, nació en Roma en 1969,  es casado y padre de dos hijos; profesor de italiano y de historia en un instituto público de la capital; hijo de periodista y nieto de un crítico cultural.

Es un hombre culto, refinado y algo poco excéntrico. Pero su especialidad, es vender noticias falsas a través de las redes sociales bajo identidades falsas y  publicar entrevistas inventadas con personajes famosos.

La más reciente obra del italiano fue la foto falsa de Hugo Chávez entubado que el diario español El País publicó en su portada: “La falsa foto de Chávez, que tomé de un video de YouTube, la envié la semana pasada a una agencia de Costa Rica, a la agencia estatal venezolana y a prensa latina, y nunca me imaginé que iría a terminar en la primera plana de El País”.

Para mandar tal foto a las agencias, Tomasso se hizo pasar por un ministro venezolano para verificar con qué rigurosidad los medios tratan las imágenes que deciden publicar, pero aclaró que ninguna de las tres agencias latinas a las que envió la foto la publicaron y desconoce por qué apreció en la portada de El País, periódico que en 2010 ya había tenido una entrevista con el maestro romano, después de que se descubrieran que sus entrevistas eran inventadas.

El italiano comenzó su carrera como embaucador y falsificador profesional, un poco por casualidad en el año 2000.

Para ese entonces De Benedetti trabajaba como periodista formal, iba a ruedas de prensa y trababa de conseguir entrevistas.

Según él, ganaba “muy mal”, le pagaban 20 euros por artículo, pero comenzó a mentir cuando le pidió una entrevista al escritor estadounidense Gore Vidal, quien en un primer momento accedió a dársela, pero después se arrepintió y le canceló la cita.

Tomasso había acordado con el periódico napolitano Il Mattino, medio en el que trabajaba, publicar la entrevista, y cuando les dijo que no la tenía lo presionaron por lo que el italiano decidió inventársela. A partir de ahí, De Benedetti se convirtió en el rey de las entrevistas falsas

Durante 10 años se dedicó a publicar entrevistas falsas en numerosos periódicos de provincias italianas, pues según él, nadie le preguntaba cómo conseguía las entrevistas cada semana a un personaje de primerísima línea.

No obstante, sus mentiras se descubrieron en 2010, cuando un periódico de Italia le hizo una entrevista al escritor americano Philip Roth —a quien supuestamente el italiano había entrevistado— y se le preguntó al novelista por la decepción que sentía respecto a Barack Obama y que había dejado traslucir abiertamente en una entrevista firmada por Tomasso de Benedetti, a lo que Roth, furibundo, respondió que nunca dijo semejante cosa y, además, rechazó haber dado una entrevista al italiano.

Fue la revista The New Yorker quien descubrió quién era de Benedetti y al repasar las numerosas entrevistas que el italiano había hecho a lo largo de los años, la revista contactó a los entrevistados y descubrió que todas eran inventadas.

Al ser descubierto De Benedetti decidió crear ahora cuentas fraudulentas en Facebook  y en Twitter, en las que se hacía pasar por personajes famosos.

Tal fue el caso de Umberto Eco, que a través de un perfil falso de Twitter, dio cuenta del fallecimiento de Gabriel García Márquez.

En 2012, el italiano justificó sus acciones, pues según él, era para hacer una denuncia explícita a los medios de comunicación.

ANÁLISIS
“Los ilusionistas”


Orestes E. Díaz Rodríguez
(Maestro UdeG)

Cuando parecía que una de las consecuencias forzosas de la jubilación de “La Voz” sería el exitoso avance de la monotonía, entendida como la extinción acelerada en política continental de temas cardinales ocultos tras grandes maniobras de desinformación con el poder de convocar, como ningún otro evento, la incertidumbre y la manipulación,  el crispamiento y la obediencia, la sorpresa y la especulación, desde su refugio de convaleciente, el otrora mandamás, aprovechó la enfermedad de su aprendiz para desempolvar el uniforme que lo arropó por media centuria, la túnica, la larga capa y el sombrero.

El primer gran acto consistió en que a pesar de  tres intervenciones quirúrgicas,  los meses de convalecencia,  el rostro visiblemente deformado por  efecto de fortísimos medicamentos, la anticipación “inexplicable” de las elecciones presidenciales y  la disminución notoria de apariciones públicas, sin embargo,  impuso la percepción de que el mandatario podía haber superado su grave padecimiento y no encontrarse inhabilitado para ejercer el supremo cargo.

El beneficio  fue incuestionable, la dolencia  relegó a los demás temas, el paciente pudo reelegirse y cuando sobrevino la última caída, todos se toparon con el hecho de que el electorado había legitimado de manera abrumadora al inhabilitado. Los ecos del baño de urnas son los que mejor explican  que haya sido timorata la reacción foránea ante la solución oficialista del requisito de  juramentación.

Pero el segundo acto tiene mayores ambiciones y efectos que el primero. Consiste en que a pesar de constituir la cuarta y más brutal recaída, que dejó en evidencia la tesis de la recuperación, que ha imposibilitado contactos creíbles y documentables con el mundo exterior, que ha impedido que sea visitado por mandatarios que recorrieron cientos de kilómetros hasta su lecho de enfermo, sin embargo, persigue recrear el espejismo  de que el doliente  puede volver. Esa ilusión reportaría 180 días, ¡seis meses adicionales!

No necesitan más para que el elegido se consolide protegiendo así el gran hechizo, que  un país gigante en cuanto a territorio y reservas de petróleo, pionero en la batalla contra la colonización y apóstol del rescate de una idea excomulgada  por 200 años de soledad, integrase en la independencia para ser menos dependientes, vea virtualmente conducido su derrotero desde el lecho de un anciano convaleciente en una islilla en el Caribe o de sus octogenarios compañeros de armas.

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