RABAT, MARRUECOS (24/SEP/2016).- Los partidos políticos marroquíes han presentado hasta la pasada medianoche mil 410 listas electorales que comprenden a seis mil 992 candidatos para los comicios legislativos del próximo 7 de octubre, en los que se renovarán los 395 escaños de la Cámara de Representantes.El Ministerio del Interior marroquí hizo hoy públicos los datos de las candidaturas, según los cuales hay en total 27 partidos que presentan listas en algunas o todas las 92 circunscripciones electorales en que está repartido el país, y que incluyen las del Sáhara Occidental.Como era de esperar, las fuerzas que presentan listas en todas las circunscripciones son el islamista Partido Justicia y Desarrollo (PJD) y su principal rival, el laico Partido Autenticidad y Modernidad (PAM), que según los observadores se disputarán la mayoría de votos, a falta de sondeos electorales, que han sido prohibidos.También el histórico Partido Istiqlal presenta listas en todas las circunscripciones, mientras que la Unión Socialista, el Partido Progreso y Socialismo (centro izquierda), la Reunión Nacional de Independientes (centrista) y el Movimiento Popular (berberista) cubren la mayoría pero no todas las circunscripciones.Les siguen otros partidos minoritarios que en el Parlamento saliente obtuvieron representación y a los que podrían sumarse nuevos partidos en estas elecciones, dado que el techo de representación parlamentaria ha sido rebajado del seis por ciento al tres por ciento de los votos.Según la Constitución aprobada en 2011, el rey debe encargar la formación del Gobierno al partido más votado, pero la dispersión de votos en Marruecos hace casi obligatoria la formación de alianzas para formar un Ejecutivo estable.De hecho, el Gobierno saliente fue encargado a Abdelilah Benkirán como secretario general del islamista PJD, que ha necesitado el apoyo de tres partidos más para tener una cómoda mayoría parlamentaria.El Gobierno encabezado por el PJD se ha convertido en una excepción el mundo árabe, donde las llegadas de islamistas al poder por las urnas han terminado en golpe de Estado (como en Egipto) o en nuevas elecciones que desbancaron a los islamistas del poder (como en Túnez).