Bailarina complica juicio de ex primer ministro italiano

ROMA, ITALIA (23/ABR/2012).- La publicación de unas escuchas telefónicas en las cuales la bailarina marroquí Ruby confiesa que Silvio Berlusconi le ofreció dinero por esconder su relación complicó al ex primer ministro italiano, quien afronta un juicio por corrupción de menores.

La prensa difundió este lunes una serie de audios en los cuales se escucha a Karima El Mahroug sostener que el político estaba dispuesto a pagar millones de euros a cambio de su silencio y que el premier le habría demostrado "estar loco" por ella en ese momento.

Aunque las grabaciones no aportaron nuevas pruebas o revelaciones, sí complicaron la posición de Berlusconi, quien ha negado públicamente haber sostenido relaciones sexuales con Ruby a cambio de dinero, especialmente cuando ella era todavía menor de edad.

La fiscalía italiana no sólo ha sostenido lo contrario sino que ha acusado al ex primer ministro de tráfico de influencias para lograr la libertad de la misma El Mahroug, cuando fue detenida por la policía de Milán (norte de Italia) por una denuncia de robo.

Aunque Ruby también niega el supuesto contacto sexual con Berlusconi, en una de las interceptaciones confiesa que él le pidió "hacerse la loca" y en otra que su abogado solicitó cinco millones de euros (unos 6.5 millones de dólares) a cambio del silencio de la mujer.

"Te dije que conocía a Silvio. Va a salir que soy la amante de Silvio", dijo Ruby a su amiga Antonella en una de las escuchas.

Agregó que "él me llamó ayer y me dijo: te voy a dar todo el dinero que quieras, te voy a pagar, te voy a cubrir de oro, pero lo importante es que ocultes todo y no le digas nada a nadie".

Los audios salieron a la luz mientras tiene lugar un juicio por inducción a la prostitución y corrupción de menores contra varios amigos de Berlusconi, en el cual está involucrado el mismo político, quien ha rechazado todas las acusaciones.

Mientras la fiscalía describe el ambiente en torno al ex primer ministro como plagado de fiestas de alto contenido erótico, con la presencia de unas 30 prostitutas, la defensa insiste que sólo fueron cenas elegantes en las cuales se organizaron "concursos de burlesque".

Sobre el también empresario pesa la acusación de haber intentado callar a las mujeres con dinero, aunque él justificó esos desembolsos económicos como "ayudas" dadas a mujeres cuya reputación había quedado arruinada por el escándalo sexual.