Álvaro Uribe, entre el cielo y el infierno

BOGOTA, COLOMBIA (22/MAY/2010).- Inmerso en la recta final de su largo Gobierno, con dos candidatos que prometen o bien mantenerlo o mejorarlo, al presidente colombiano Álvaro Uribe se le acerca ya el tiempo del balance de su gestión, la que parece concluir con altos índices de popularidad (68%), gracias a su política de seguridad, pero con cuestionamientos y claroscuros, fruto de diversos escándalos aún sin resolver.

Uribe es quizá el presidente más popular de la historia contemporánea de Colombia, pero también el más controvertido. Cuando el próximo 7 de agosto abandone la presidencia, después de que la Corte Suprema terminara por frustrarle su ansiada nueva reelección, podrá mostrar el índice más bajo de inseguridad de los últimos 20 años, el abrupto descenso de la tasa de secuestros de tres mil 572 en 2002 a poco menos de 300 casos en 2009 (disminución de 91.6%), según los números que maneja en Naciones Unidas y la Policía Nacional.

Lo mismo ocurrió con los desplazados, uno de los grandes dramas que sufrió el país en los últimos 15 años. El número de personas que debió abandonar el conflicto durante 2009 fue de 107 mil contra los 185 mil de 2008, de acuerdo con los datos del propio Gobierno, resultado directo del exitoso acorralamiento de la guerrilla y de los certeros golpes que el Ejército le propinó a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) durante el Gobierno de Uribe.

En ese cúmulo de cifras y en las electorales radican los éxitos de Uribe. La alta popularidad obedece a su “mano dura”, su decisión de acabar con la insurgencia y la recuperación de miles de kilómetros cuadrados de territorio, por lo que transitar siempre era una empresa riesgosa, para los colombianos.

No todo es miel

Pero esos éxitos gubernamentales no estuvieron exentos de escándalos. Los pleitos del presidente con la Justicia (tanto con la Corte Constitucional como con la Suprema) fueron casi apoteósicos y la consecución de su proyecto dejó a medio centenar de legisladores de su partido, expulsados del Congreso o en la cárcel por haber sido elegidos con el apoyo de los paramilitares.

“Fueron los años en lo que los paramilitares hicieron de las suyas, ingresaron al Congreso, como Juan por su casa”, sostiene el antropólogo Alfredo Molano. Tampoco la política de seguridad democrática, ni las reiteradas extradiciones a Estados Unidos, alcanzaron para erradicar el narcotráfico.

Hay que recorrer con atención las calles y barrios de Medellín para confirmar que ahí donde yace entre ruinas gran parte del legado de Pablo Escobar, se pasean nuevos capos del narco.

Su ex ministro de Defensa, Sabas Pretelt, fue procesado judicialmente por la causa que se conoce como la “Yidis política”, la confesión de la congresista Yidis Medina de que para avalar la reforma constitucional que le permitió a Uribe reelegirse en 2006, fue sobornada.

Una causa que como la de los “falsos positivos”, —jóvenes de estratos sociales bajos fueron fusilados y presentados como guerrilleros—, puede traerle más de un dolor de cabeza a varios conspicuos funcionarios del uribismo y hasta el propio presidente. “Eso aquí y en todo el mundo es una violación a los derechos humanos y esos son delitos que internacionalmente no prescriben”, recuerda el analista Bernardo Gutiérrez.
En materia económica, el legado de Uribe no termina siendo el mejor. El número de pobres es de 45.5% y el de indigentes ronda el 16.4%, en una situación que Jorge González del Centro de Investigaciones para el Desarrollo (CID), describe como “dramática y preocupante”.

Los candidatos terminan campañas

Los candidatos presidenciales colombianos cerraron sus campañas luego de maratónicas recorridos por el país en la semana previa a los comicios.

El ex ministro de Defensa, Juan Manuel Santos, y el dos veces alcalde de Bogotá, Antanas Mockus, a  quienes las encuestas dan como favoritos para la primera vuelta electoral del próximo 30 de mayo, cumplen sus últimos días de campaña en un esfuerzo por conquistar a los cerca de 30 millones de potenciales votantes.

Según los últimos sondeos (ver cifras) de intención de voto, Santos y Mockus se encuentran empatados técnicamente, lo que obligaría a una nueva ronda el 20 de junio.

Los analistas coinciden en que al sucesor del presidente Álvaro Uribe lo definirán las alianzas políticas previas al balotaje y el voto de opinión de  último momento.

Por otro lado, el Gobierno colombiano anunció que cerrarán sus fronteras terrestres y fluviales durante las elecciones.

LAS CIFRAS

“Guerra de sondeos”

39% votaría por Juan Manuel Santos por 34% que elegiría al candidato Antanas Mockus, según un sondeo del Centro Nacional de Consultoría.

37.4% elegiría a Mockus por 32.9% que votaría por Santos, de acuerdo con una encuesta realizado por la Universidad de Medellín.

35% sufragarían por Juan Manuel Santos y 34% haría lo propio con Mockus, revela la firma Daxteco.

410 mil 485 colombianos que viven en 60 países están habilitados para votar el próximo domingo.

Violencia podría afectar los comicios

Las actividades armadas de las guerrillas de las FARC y el ELN, y la intervención política del Gobierno, pueden enturbiar los comicios presidenciales del próximo 30 de mayo en Colombia, advirtió la Misión de Observación Electoral (MOE).

“Compartimos la preocupación” de las autoridades policiales y gubernamentales “en el sentido de que se nota una mayor acción bélica, que podría afectar el proceso electoral”, explicó en Bogotá, Claudia López, coordinadora del Observatorio de Democracia de la MOE.

En tanto, el ministro colombiano de Defensa, Gabriel  Silva, advirtió sobre un posible ataque informático desde el  exterior contra el sistema electoral.