Jueves, 26 de Diciembre 2024

Inspiración y rituales de Año Nuevo

Exploramos los orígenes y las formas en que se celebra el Año Nuevo tanto en México como en el resto del mundo

Jorge Pérez

El paso del tiempo siempre ha cautivado al ser humano. Desde tiempos inmemoriales, la medición del tiempo ocupa un lugar importante en la vida diaria de las civilizaciones, muchas veces con interpretaciones diversas, simbolismos y cosmovisiones propias de cada lugar. Una constante fue la observación de las estrellas: desde la Tierra logramos detectar las variaciones en el firmamento, con el Sol como protagonista. Antaño, los observadores notaron que las diferentes posiciones del Sol en el cielo coincidían con los periodos de siembra y cosecha. Para medir este peregrinaje cíclico, encapsulamos este lapso bajo un concepto: eso que ahora llamamos “año”.

Otra constante en las diversas civilizaciones ha sido la importancia que se le da a los comienzos y los finales, sobre todo cuando tocan temas tan vitales como el de la vida (más allá del nacimiento y de la muerte). Insertos en los diferentes calendarios que se han utilizado a lo largo de la historia, el fin de un año y el principio de otro siempre han sido un motivo para celebrar, y en desde esos festejos han nacido rituales que simbolizan el tiempo, los deseos y los propósitos de la gente.

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Las doce uvas

Las doce uvas son un ritual común en las familias mexicanas. Esta tradición data del siglo XIX, su origen es español y se vincula, claro, con los vitivinicultores. Se dice que fue en Alicante donde los productores de vino tuvieron un excedente en sus cosechas, y por tanto desearon deshacerse del sobrante fomentando el consumo de uvas la noche de año nuevo.

Según la costumbre, cada campanada que anuncia la medianoche debe corresponder a una uva (y a un deseo). Aunque la premura puede hacernos atragantar, pues nadie ingiere tantas uvas en tan pocos segundos. Del lado de los comerciantes, los productores y vendedores de uvas siguen favoreciéndose de esta costumbre, pues el precio del producto sube esta temporada.

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Las maletas

Ya dentro del terreno de la superstición, las maletas protagonizan uno de los rituales más conocidos en el país. Su origen es incierto, aunque su práctica se limita a nuestro país y en Centroamérica. El ritual consiste en tener a la mano un par de maletas durante la noche vieja; cercanos a la medianoche hemos de salir de la casa con ellas para dar la vuelta a la manzana. Variantes proponen que con tan solo colocarlas en la puerta o salir de la casa con ellas es suficiente. La creencia es que gracias a ello estamos “llamando” las posibilidades de viajar durante el año que comienza.

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La prenda roja

El rojo es el color de la pasión, y como tal su uso en las prendas íntimas remite a la sensualidad. Son famosos los “calzones rojos” para el año nuevo: su fin, dicta la superstición, es atraer una vida amorosa positiva en el año que comienza. México no es el único país que cuenta entre sus rituales de año nuevo el de vestirlos: en Europa países como España e Italia también la tienen.

De sus orígenes hay versiones encontradas, algunas que sitúan esta práctica desde la vida cotidiana en la Edad Media: utilizar el rojo al comienzo del invierno se veía como una señal de vida (por la sangre), en medio de un ambiente reseco. Una variante más contemporánea es la ropa interior amarilla: en lugar del amor, se cree, el amarillo atraerá el dinero (por la coincidencia con el amarillo del oro). En ambos casos, un extra en este ritual es la recomendación de que la prenda sea nueva, y de preferencia regalada.

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¿Estrenando?

Independientemente de si queremos cumplir con todos los requisitos del ritual de las prendas íntimas de color rojo, eso de estrenar se extiende a otras vestimentas. Al igual que las doce uvas, utilizar ropa nueva la noche vieja es un ritual que busca atraer la abundancia. De manera conveniente, en nuestro calendario el año nuevo cae justo una semana después de navidad, donde seguro más de algún regalo será ropa. Aunque esta práctica está extendida a otros países de Latinoamérica, su origen es tal vez el menos rastreable de los rituales presentados en esta lista.

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Romper con el pasado

No hay duda de que deshacerse de todas las cosas que ya no necesitamos nos ayuda a tener un mejor orden en el hogar (y, por ende, en la vida). Una tradición no tan popular en estos lares, pero con un largo arraigo en otros países (como en Dinamarca), es la de romper la vajilla en año nuevo.

Suele ser un juego de platos que ya sobran en el hogar, pero que su último uso se dará precisamente en esa cena de año nuevo. Como muchos de estos rituales, su origen se pierden en la memoria colectiva; un origen probable en este caso es la similitud con la ruptura de la vajilla con la tradición judía de romper una copa al final de la boda, una tradición milenaria que va acompañada de la frase “mazel tov”, literalmente “buena suerte”.

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Allá en la China

Mención aparte merecen las tradiciones chinas, que si bien su año nuevo se ubica desfasado unos meses del occidental, resulta bueno conocer cómo vive la transición de un año a otro la séptima parte del mundo. Una particularidad de la cultura asiática en cuestión es que cada año se nombra con un animal de su horóscopo, por lo que la iconografía para atraer la buena fortuna varía cada año.

La gente hace una limpieza exhaustiva de sus espacios, para comenzar el nuevo ciclo, libres de cualquier elemento innecesario. Una particularidad es que en esa limpieza guardan todos los cuchillos, que no se utilizan en la celebración del año nuevo: la creencia es que los cuchillos “cortarían” la energía positiva que se evoca con la limpieza. Cromáticamente predomina el rojo, color relacionado con la felicidad y abundancia (y también representativo del país). En occidente podemos retomar esa bonita tradición de la limpieza hogareña; lo de los cuchillos dependerá de la comida y la cocción.

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