A propósito de festejar los 100 años de la fundación de EL INFORMADOR, vale la pena hacer algunas reflexiones sobre ciertos conceptos que aun son vigentes desde sus inicios.Una idea que me ha parecido de gran valía es la que escuché recientemente, que en un mismo espíritu institucional, han existido tres direcciones distintas con tres visiones diferentes y actualmente iniciando una cuarta y diversa manera de dirigir y conducir a EL INFORMADOR.Lo que implica que, a pesar de que existen claramente diferencias humanas con estilos y personalidades distintas, de parte de sus líderes; la institución sigue su marcha, acorde a los tiempos y en contante comunicación con la comunidad, a la que sirve como puente entre la autoridad vigente y la sociedad.Desde las primeras palabras de su fundador, se marcó la pauta de un objetivo que vive hasta nuestros días “satisfacer la exigencia moderna del noticierismo”, y que tiene la fuerza de exigirnos constantemente para que seamos capaces de satisfacer lo que es hacer llegar la noticia a los lectores. Que hoy sigue siendo una realidad cuando la cuarta generación en voz de Juan Carlos Álvarez del Castillo señala “como el periódico de la ciudad”, “que en todo momento estamos tratando de adaptarnos a dar información por todos los canales posibles”.Es muy interesante que en la cuarta generación se enfatice que: “Hay tres puntos claves que no van a cambiar nunca; que seamos positivos, constructivos y orientadores”. Son unos conceptos claves que marcan la pauta de cómo ha sido en el pasado, cómo es actualmente y de qué manera se ha de vislumbrar al futuro. No haber dejado que lo negativo, lo destructivo y lo desorientador se hayan posesionado de nuestras páginas ha sido una cuidadosa tarea editorial a lo largo de todas estas décadas.Pero sin duda, un concepto que tiene una importancia mayúscula, es cuidar la tradición de que nuestros lectores tengan “la confianza de que lo que EL INFORMADOR dice es la verdad” tal y como nos lo recuerda Álvarez del Castillo.Un asunto sumamente delicado, pues la capacidad de decir verdades a medias, o de distorsionar la realidad, con toda la mala intención, es parte de la tentación de nosotros los comunicadores. Y aunque pueden cometerse errores, a lo largo de 99 años se ha puesto, pulcritud y esmero en la objetividad y veracidad en la noticia.Finalmente el día de mañana va a seguir saliendo el periódico con todos sus actuales agregados virtuales y variedades mediáticas. Y ese reto es inaplazable. El mundo digital clama su cuota diaria, al paso que se alcance profundidad independientemente de los 140 caracteres.Somos un periódico nuevo todos los días, tapatío, propio de nuestras costumbres y estilo de vida que también está cambiando y creciendo constantemente.Las personas cambiamos, estamos de paso, aportamos lo mejor de nosotros, pero las instituciones se preservan y continúan en el tiempo. Ese ha sido uno de los grandes logros y cien años lo demuestran. Es nuestra manera de pensar.