Las reformas energética y educativa que la izquierda cuestiona deben ser aprobadas debido a los excesos y desatenciones a estos ámbitos por parte de un sistema político que ellos mismos fomentaron desde el Partido Revolucionario Institucional. Recuérdese al desmemoriado Subdirector de Educación Básica y Tecnológica y titular de la Secretaría de Educación Pública, Porfirio Muñoz Ledo, tomando enérgica protesta a Miguel de la Madrid como abanderado del PRI; a Graco Ramírez exigiendo un “fraude patriótico” en Chihuahua para impedir el triunfo del PAN y a Cuauhtémoc Cárdenas, en su terquedad “democrática” por volver a Los Pinos (motivo de su salida del PRI). El priismo desestimó su apellido en la línea de sucesión y éste formó su propio partido, con sus propias reglas y sus propios seguidores que lo eligieron candidato hasta la saciedad. La ironía marca a la izquierda desde el cardenismo. El “Tata” no quiso vivir en el virreinal Castillo de Chapultepec y sí donde los pistorelos fundadores de su partido, Plutarco Elías Calles y Álvaro Obregón, en La Hormiguera, hoy Residencia Oficial de Los Pinos. Su nombre y adaptación, parte de la promesa nupcial que hizo a su esposa, fue muy costosa debido a la construcción de la casa habitación, así como a la instalación de oficinas, alberca con baños, vestidores y un acceso por la calzada Molino del Rey. El colmo fue que a la llegada de Miguel Alemán, quien venía también con sus caprichos, la residencia adquirió ¡estilo francés! Esto es lo que pasa con la izquierda mexicana. Comenzó repudiando a los fifís de la política (a los panistas) porque según ellos, surgieron en oposición al socialismo del “Tata”. Contribuyó a encarecer la democracia por considerar que el Poder Ejecutivo debe ser vigilado por un republicanismo en el que han venido colocando a sus amigos en cuanto órgano de vigilancia toca negociar. Y qué decir de su estilo de vida; todo un modelo educativo para los fresocialistas de sus hijos. El andresmanuelismo cosecha 2006, al igual que el cardenismo 1988, también hizo sus propias reglas y llevó a su caudillo a contender por una coalición de partidos (de esos dedicados a vivir en las axilas de la transición), y seis años más tarde, por otro grupo de sobrevivientes de esta misma práctica con un plan municipal de gobierno como proyecto de nación. Ahora el cardenismo cosecha 1988 enarbola la bandera del nacionalismo revolucionario en la defensa del petróleo, en tanto que el andresmanuelismo cosecha 2012 la causa de la CNTE, base de una decenas de sus analfabetos legisladores. El mundo de los vinos es aleccionador. Cuántas veces escuchamos que un vino entre más viejo mejor, y no siempre es así. Cuántas personas lo guardan por más de veinte años y lo que hacen es perderse de un buen vino, pues lo beben ya mortecino o con principios de decrepitud. Como elemento vivo el vino puede mejorar con el tiempo, pero el corcho no acompaña en la evolución y lo descompone. Eso pasa con el cardenismo 1934 y 1988, tienen virtudes que descompone el corcho 2006 y 2012 del andresmanuelismo. El vino tomado a su tiempo y con la compañía adecuada debe darnos placer. Sin embargo, hay quienes se empeñan en ver el placer sólo en el año que pone la etiqueta.