Dariusz Blajer, director del Joven Ballet de Jalisco (agrupación que sustituye a la Compañía de Danza Clásica y Neoclásca de Jalisco), no es como lo pensé. Imaginé que sería un tipo duro, medio pesado y mala onda (a veces creo que peco de honesta, pero esa idea apareció en mi loca cabecita). Afortunadamente no fue así. Con la imagen súper cool de este hombre, otra vez llega a mi ser la idea —la esperanza— de que finalmente tendremos una agrupación de ballet que nos represente en el país; porque la verdad es que siempre me ha resultado un poco triste el hecho de que sólo en la Ciudad de México y en Monterrey haya buenas agrupaciones (me refiero a las que cuentan con respaldo del Estado o la iniciativa privada). Ahora, en verdad os digo, me siento ilusionada por lo que hará este grupo. ¡Por favor, por favor, por favor! Que sea bueno, que no me haga quejarme con locura y desesperación como lo hice con la fallida —qué digo fallida, “fallidísima”— Compañía de Danza Clásica y Neoclásica de Jalisco, que en verdad parecía un grupo amateur, al menos en las funciones que tuve la mala suerte de ver. El asunto con ese grupo, analizo a profundidad, es que me provocó un sentimiento de traición. O sea, pensé que podría ser bueno, pero no fue lo que pensé y siempre me pareció que hacía “cosas” en lo oscurito. En fin. Ahora me da confianza la fama que tiene Dariusz Blajer. Que digan que es súper exigente y que los bailarines de la Compañía Nacional de Danza no pudieron con eso. Me emociona, porque yo creo que en cualquier trabajo debe haber exigencias (¡ay!, que no lean esto mis jefes) e incluso sanciones cuando las cosas no salen como tienen que salir. Pienso en esto y me acuerdo de Alondra de la Parra y la Orquesta Filarmónica de Jalisco (OFJ). Ya sé que no es tema de incumbencia en esta columna, pero me acuerdo ¡caray! El punto es que espero que el Joven Ballet de Jalisco sí salga cumplidor. Por lo pronto, estamos en “veremos, veremos”. lexeemia@gmail.com