Ocho Sonatas de Iglesia, de Mozart, en el programa, y la Camerata Jalisco y el organista Felipe Adrián Rojero en el elenco, pusieron el broche de oro al V Festival Internacional de Órgano, dedicado a la memoria del beato Ezequiel Huerta Gutiérrez (cantor y organista, por cierto), la noche del viernes en el templo de Santa Teresa.Con respecto a las temporadas anteriores, la quinta (para comprobar que “No hay quinto malo”) tuvo un crecimiento cualitativo y cuantitativo. Cualitativo, porque se enriqueció con para música vocal, para quinteto de metales y para cuerdas, todos ellos con programas confeccionados con indudable buen gusto y con intérpretes de nivel sobresaliente. Cuantitativo, porque todos los conciertos –con muy buena respuesta del público—, se presentaron primero en la iglesia de La Paz y luego en la sede habitual de Santa Teresa.La Camerata Jalisco, integrada por Ulises Arreola, Juan Pablo Medeles, Adrián Barrera y Orlando Idovro, alternó con Rojero –director, además, del Festival— en la interpretación de obras de Mozart que pocas veces hay ocasión de escuchar. El órgano, en las mismas, aporta el elemento contrapuntístico que da el carácter “eclesiástico” a obras que, salvo por su brevedad, en nada desmerecen comparadas con los celebrados cuartetos para cuerdas del mismo autor.La pulcritud de la interpretación fue irreprochable, aunque sobresalieron, por la expresividad lograda por los músicos, la primera (en Fa mayor, KV 244) y la séptima (en La mayor, KV 225) del programa.Como preámbulo del concierto, el padre Tomás de Híjar, historiador, cronista de la Arquidiócesis de Guadalajara, capellán de Santa Teresa y alma de esta iniciativa, habló sobre la historia del órgano en México y los desafíos de esta admirable aunque un tanto descuidada (hay pocos órganos y muy escasos organistas) expresión musical. Destacó la necesidad de fomentara la cultura organística, y la pertinencia, en ese sentido, de mantener y acrecentar, en la medida de lo posible, festivales como este que parece haberse institucionalizado.Quedó implícito el reproche de que no tuvieran la continuidad deseable los festivales de órgano que promovía el maestro Francisco Javier Hernández en la Catedral de Guadalajara (con el mejor órgano de la ciudad… y uno de los mejores del país, seguramente), en tanto que Morelia –por recurrir a las comparaciones, odiosas ciertamente… pero también inevitables— realizará en diciembre próximo la quincuagésima edición del suyo.
