Todos los datos aquí transcritos fueron tomados en su totalidad del libro, “La Guerra de Independencia”, del Dr. Jaime Olveda, Premio Nacional de Historia, a quien le profeso admiración y me nutro de sus libros.—Estando Hidalgo en Valladolid es invitado por José Antonio Torres, viniera a esta ciudad, que había tomado éste, mediante un acuerdo con el ayuntamiento el 11 de noviembre. Fueron varios los motivos que incitaron al cura a venir a la capital de la Nueva Galicia: Era un centro político importante ; sede de una Audiencia, de un obispado y una Universidad, circulaba mucho dinero que ganaban los comerciantes que surtían de mercancías a los mercados del noroeste, era la puerta de la insurrección por esta región, había una imprenta que podía utilizar para difundir el pensamiento insurgente, y por la experiencia que tenía de un autogobierno era el lugar mas adecuado para instalar un “gobierno nacional”. Llegó a Guadalajara el 26 de septiembre y fue recibido por las distintas corporaciones y población en general. Esta acogida se debió con ciertas reservas, porque no significaba que la ciudad fuera partidaria de la insurrección, sino para halagarlo y evitar los desmanes que ocasionó en Guanajuato y Valladolid, era para evitar el desenfreno popular. En Guadalajara fue donde permaneció más tiempo, aquí volvió a expandir decretos que abolían los tributos que pagaban los indios, la esclavitud y los monopolios que tenía la corona española, y ordeno la publicación de El Despertador Americano, primer periódico insurgente. Y vale destacar que el primer numero animaba a los criollos indiferentes a sumarse a la insurrección, y en los 2 meses de su estancia aquí, se dedicó a resolver problemas de índole política y financiera, y muy poco a entrenar y disciplinar a la tropa tan heterogénea que lo acompañaba. Informado que venía Calleja para atacarlos, afloraron problemas que había tenido con Allende decidiendo al final esperar al enemigo en el Puente de Calderón—.—Hidalgo y sus oficiales salieron con 100 mil hombres, y un centenar de cañones. Calleja con 6 mil soldados y 10 piezas de artillería. Ambos contingentes se enfrentaron el 17 de enero de 1811. Después de 5 horas de batalla y la descarga de de 40 cañones por los parte de los Insurgentes, se incendio el zacate del campo enemigo pero como estos tenían el viento en contra, el humo sepeso los cubrió y les impidió ver al adversario. Y emporan cuando una granada casera estalla en una carreta que contenía pólvora, ubicada en terrenos de los rebeldes, espantando con el estruendo y provocando su huida. Tal fue el desorden que Calleja al Virrey, “ la tierra temblaba”. Hidalgo y sus oficiales acompañados de muy pocos hombres, huyeron despavoridos rumbo al norte para llegar a Texas. En Agua calientes se resuelve relevar del cargo militar a Hidalgo por los errores tácticos, y quien estuvo recayera en Allende, el cura solo conservo el liderazgo político. En Acatita de Baján cerca de Saltillo fueron sorprendidos por la tropa realista y conducidos a Chihuahua donde se les emprendió juicio por infidentes. Un consejo de Guerra formado ex profeso los condeno a muerte. El 31 de julio tuvo lugar la ejecución de Miguel Hidalgo, Ignacio Allende, Juan Aldama y Mariano Jiménez, quienes ya decapitados, sus cabezas fueron enviadas a Calleja, quien dispuso colocarlas en las 4 esquinas de la alhóndiga de Granaditas para que sirvieran de escarmiento—.—El triunfo obtenido por Calleja recobró la confianza de los españoles y criollos, que habían apoyado en un principio a Hidalgo. Después de esta batalla gran número de americanos se acogió al indulto y personajes notables de Guadalajara se presentaron ante él para solicitar perdón entre ellos el cura Severo Maldonado, editor del, Despertador de Americano , quien luego se comprometió a publicar otro periódico, El Telégrafo de Guadalajara, a favor de la causa realista. Los impresos condenatorios contra Hidalgo no lograron de tener la insurrección. Fueron suficientes 10 meses, tanto para realistas como insurgentes, hicieran sentir a la sociedad el rigor de vivir en tiempos de guerra—.Don José María Morelos y Pavón, un cura mestizo, se reveló como un gran estratega fue el sucesor de Don Miguel Hidalgo y Costilla.
