Wagner apoteósico en el Teatro Degollado

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GUADALAJARA, JALISCO.- Porque es poco frecuente escuchar a Wagner en Guadalajara; porque es difícil, con su música descomunal, confeccionar un programa equilibrado y accesible a la vez, lo mismo que reunir en el mismo escenario, en una misma jornada, una voz portentosa, una batuta docta y una orquesta a la altura, el concierto de anoche en el Teatro Degollado, casi seguramente la joya de la corona entre los festejos por el 467 aniversario de Guadalajara, merece sintetizarse en una palabra: excepcional.

Lo malo de lo bueno es que siempre dura poco. Fueron apenas 140 minutos en el Valhala, el paraíso de los guerreros, los que obsequiaron a un público que casi llenó la sala, dos talentos wagnerianos: la soprano británica Jane Eaglen y el director italiano Guido María Guida. Las palmas que subrayaron cada número fueron cálidas; las que rubricaron la velada testimoniaron que había sido una jornada memorable.

Figura cimera en el mundo de la ópera, Jane Eaglen exhibió una voz en plenitud: vigorosa y expresiva. La Orquesta Filarmónica de Jalisco, estupendamente trabajada por Guida, aportó un marco sonoro absolutamente digno. En el pódium había una diestra rigurosa en el respeto de la partitura, y una mano izquierda sutil, nítidamente italiana, que aportó los matices que demandan las exigentes partituras seleccionadas.

El programa abrió y cerró con Tannhäuser: desde la brillantez de la obertura hasta el aria del Acto II que se obsequió como “encore”, como si hubiera faltado la cereza en el helado. En la primera parte, Eaglen interpretó dos arias de La Valquiria, y, tras la obertura de Tristán e Isolda, la “Muerte de Amor” de Isolda. En la segunda parte se interpretaron la Entrada de los Dioses al Valhala,  la conocida Cabalgata de las Valquirias, la Madrugada y el Viaje de Sigfrido por el Rin, la Marcha Fúnebre de Sigfrido y la Inmolación de Brunilda, de El Ocaso de los Dioses.

La agrupación “La Lira de Orfeo”, promotora del concierto, recibió en el entreacto el Trofeo Polidor, en presencia del alcalde de Guadalajara, Alfonso Petersen, y el secretario de Cultura, Alejandro Cravioto, por su obsequio a la ciudad: Wagner en estado puro... para otros cien años.

EL INFORMADOR / Jaime García Elías