Entretenimiento | Enrique Navarro Visiones de Atemajac Francisco Goitia (10) Por: EL INFORMADOR 14 de febrero de 2009 - 18:53 hs Vendrá la etapa revolucionaria, desplegada entre 1912 y 1917, cuando Francisco Goitia retorna a la región zacatecana desde su estancia europea. Es una etapa definitoria que le permite comenzar las exploraciones formales y temáticas que tanto lo sedujeron a partir de estos momentos. No solo era ya amo y señor de sus recursos técnicos, sino que perfiló un estilo verdaderamente personal, pues coincidió que por estas fechas asumió a cabalidad un proyecto de vida compuesto, entre otros componentes, de retos existenciales, humanistas, religiosos y profesionales. La bruja y El ahorcado son dos cuadros emblemáticos de este período. La bruja es un óleo sobre tela de 40 x 33 centímetros. ¿Cómo es formal y técnicamente? Se trata de una cabeza femenina con las facciones y la piel deformadas. Está iluminada por una luz amarillenta aparentemente proveniente de una vela colocada abajo del rostro, pero fuera del cuadro. La cabeza está inserta en un ambiente tenebroso y cavernario. Rematan la cabeza una melena oscura untada al cráneo y un reflejo rojizo en la testa. Tanto los pequeños y hundidos ojos circundados por enfermizos párpados rojizos, como la ancha nariz soportada por unas fosas abiertas o la inmensa boca abierta (o debo decir hocico) enmarcando cuatro pequeños dientes incisivos y una colosal lengua, nos hacen pensar en un murciélago humanizado. Los pliegues de las carnes violentadas debajo de los ojos y mejillas completan el rostro, el cual emerge de un fondo contrastado y de una composición central y simétrica. La técnica se apoya en empastes de color manejados como texturas altamente expresivas. Goitia nos enfrenta a una imagen grotesca y terrorífica, plagada de referencias a representaciones monstruosas -tanto literarias como pictóricas- del pasado, pero cargada -y esto la hace más atractiva- de premoniciones bélicas y cinematográficas por venir. La bruja nos remite al pasado, pero simultáneamente adivina el futuro. Levantan el dedo para decir "presente" tanto El Bosco con el Jardín de las delicias, como las ánimas del purgatorio de láminas y estampas medievales; asoman el rostro los monstruos de Los caprichos de Goya, hasta los condenados de La Divina Comedia de Aligieri, pasando por los demonios reptantes de la pintura religiosa colonial novohispana que Goitia conocía de primera mano en sus paseos por los conventos de la región. Aparecen, asimismo, de manera nebulosa, las pesadillas y el horror de las atmósferas y los personajes de Edgar Allan Poe. En el otro extremo, La bruja pudo inspirar -y ésta es una hipótesis de no tan difícil comprobación- al cine de vampiros y momias estadounidense y mexicano. Pensemos en el Drácula de Bram Stoker filmado por Coppola o bien, visualicemos a los innumerables mutantes y personajes fantásticos del cine de ficción hollywoodense. Por último, recordemos, no sin estremecernos, a las incontables víctimas de bombardeos y exposición a gases radioactivos y letales, con sus rostros y pieles desfigurados. La bruja no es solamente una muestra cabal del mejor expresionismo mexicano. La bruja, alimentada por sustanciosos intertextos y puente, además, de imágenes y conflictos futuristas, constituye un inapreciable juego de espejos que nos permite regodearnos en las entrañas, nos guste o no, de la condición humana. navatorr@hotmail.com Temas Artes Colaboraciones Artes Visiones de Atemajac Lee También El arte, un reflejo crítico de la sociedad contemporánea ¿Por qué Santa Cecilia es considerada la patrona de los músicos? Benito Santos entreteje el presente de la moda en Jalisco Alejandro Gou marca tendencia en la cartelera Recibe las últimas noticias en tu e-mail Todo lo que necesitas saber para comenzar tu día Registrarse implica aceptar los Términos y Condiciones