Martes, 26 de Noviembre 2024
Entretenimiento | Homenaje póstumo

Una digna despedida para Kraeppellin en el Musa

El Museo de las Artes recuerda al artista, pero ante todo al personaje de la estética citadina y su legado

Por: EL INFORMADOR

GUADALAJARA, JALISCO.- Sentadas en una de las cuatro bancas dispuestas en el ingreso del Museo de las Artes (Musa) de la Universidad de Guadalajara estuvieron Alicia, Teresa, Laura y la señora Alicia Aceves de Ávila, hermanas y madre de Juan Kraeppellin, un personaje enorme que hasta el pasado 13 de febrero habitó esta tierra, sorprendió a muchos e intrigó -quizá- a ésos y otros tantos más, especialmente los que apenas lo vieron una o dos veces por las calles, con sus licras, minifalda, una peluca larguísima y su "bolsa del mandado", delgado como una espiga.

Frente a ellas, un televisor transmitía una entrevista realizada al artista plástico cuando exhibió una retrospectiva de su obra en el museo universitario en septiembre de 2007. Como los otros siete asistentes, le escucharon hablar de sus preferencias musicales, sus autores favoritos (Arreola, Paz), sus artistas plásticos admirados (Colunga y Garval), su ideología (budista) y sus confesiones respecto a otros temas. Todo para conocer un poco al personaje que transitaba de un lugar a otro, al que se veía en exposiciones de colegas artistas, en los centros comerciales, en el tianguis cultural y en uno que otro concierto (como el de Nine Inch Nails) bailando hasta la locura.

Con esta video-entrevista, más una breve película de alrededor de 50 minutos titulada Un día en la vida de Adrii Juan Kraeppellin que se transmite en la Sala Lola Álvarez Bravo y un altar de muertos -como los que él hacía-, el Museo de las Artes rinde un homenaje póstumo al creador y al mismo tiempo lo despide con dignidad, según explica Artemio García Uribe, director de museografía y curaduría del Musa.

"Quisimos hacerle una despedida digna, pensando en el legado que dejó a Guadalajara, no solo como pintor, sino como personaje de la estética urbana citadina. Era un performance citadino", advierte el curador.

El homenaje dista mucho de ser presuntuoso. Es sencillo, como lo fue el mismo artista. "Pudimos haber elegido piezas representativas para el homenaje, pero algo que nos llamó la atención fue el altar; quisimos hacerle una representación así. Pensamos en esto para que la gente viniera a hacer sus ofrendas y comentarios", añade García Uribe.

Sin fotografía, el altar posee como imagen central a Andy Warhol y James Basquiatt criticando la pasarela de Jhones Galleano, una mixta sobre papel realizada en el año 2000 por el artista. Unas cortinas en rojo enmarcan la obra en gran formato. Al pie de la imagen -sobre unas bases de madera- yacen algunas figuras y flores. Hacen falta uvas y mandarinas, sus frutas predilectas.

Además de enmarcar la obra, las cortinas sostienen algunos mensajes que han dejado amigos y admiradores del artista. Entre ellos resaltan las notas de Enrique, Carlos, Alicia, Teresa y Laura, "la familia incómoda" del artista, como quizá se le pudo llamar alguna vez, pero en realidad se trata de sus más grandes aprendices, porque Krappellin llegó a esta tierra para transmitirles muchas enseñanzas.

"Poca gente es tan congruente como él, siempre fue fiel a sus creencias. Fue muy feliz y muy intensamente", recuerda Teresa. "Se arriesgó a todo", añade Alicia. "Era un perpetuo realizador".

El altar y los videos continuarán exhibiéndose hasta finales de febrero.
 
"¿Ke-ke soy? ¡Soy el tiempo ke-me-keda, eso es lo que soy!", Kraeppellin (1948-2009)

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