Shakespeare, con adaptación colombiana, en el Vivian Blumenthal

GUADALAJARA, JALISCO (16/MAR/2013).– Una, dos, tres. Tres muertes no le bastan a Ricardo de York para ascender al trono; cuatro, cinco, y las conspiraciones acercan al villano al poder; seis, siete... enajenado, Ricardo exclama: "Mi conciencia tiene mil lenguas, cada lengua cuenta mil historias y cada historia me condena".
 
La adaptación del texto del dramaturgo inglés William Shakespeare, Ricardo III, llegó la noche del viernes al teatro Vivian Blumenthal, presentada por la compañía colombiana Teatro El Paso y Cultura UDG.
 
Dirigida por César Castaño, la puesta en escena contempla la utilización de muñecos, música en vivo, canto y cinco actores en escena: Daniel Vergara, Jorge López, Johanna Gutiérrez, Robinsón Sierra y el propio Castaño, como protagonista.
 
Los primeros fenecimientos en la historia son los del rey Enrique VI, Eduardo IV y el duque de Clarence, quien es asesinado por orden de Ricardo, su hermano. Sin embargo, en la trama empapada de engaño y traición también hay espacio para el cortejo.
 
-- ¿El causante de las prematuras muertes de esos Plantagenet, Enrique y Eduardo, no es tan culpable como el ejecutor?, cuestiona Ricardo, ante la acusación de la Lady Ana, esposa de Eduardo.
 
--Tú fuiste la causa y el más maldito ejecutor, exclama ella.
 
--Tu belleza fue la causa de ese efecto: tu belleza, que me acosaba en mi sueño a que acometiera la muerte del mundo entero, con tal de poder vivir una hora en tu dulce seno.
 
Después de un par de intercambios, el discurso hiriente de Ana muta y la mujer cede a las pretensiones de amor de Ricardo.
 
Asimismo, en la obra se mezclan humor, crítica social y referentes políticos contemporáneos. "En la construcción del texto narrativo hacemos claras referencias a la realidad política latinoamericana que permiten que la obra sea más cercana al público, conectándose con su universo", había contado César Castaño en entrevista con este medio.
 
La iluminación y la música acentúan, sobre todo, los momentos dramáticos. Por ejemplo, cuando la muerte del duque de Clarence se acerca, el acordeón acompaña el monólogo del marchito personaje.
 
Otra escena encumbrada por el sonido de los instrumentos es aquella en la que la reina Margaret reprocha y maldice y cuestiona a Ricardo, que contesta con indiferencia e irrespeto. 
 
A quienes también quita del camino Ricardo es a los hijos de Eduardo IV, que fallecen ahorcados. Paradójico que un hombre maquiavélico como él sea luego elegido por el pueblo y consiga su fin último: reinar.  No hay que perder de vista que lo logra con ayuda del duque de Buckingham, su aliado en la carnicería humana.
 
"Hoy sigue siendo actual la ambición de poder, el principio de 'el fin justifica los medios', que es bandera de muchos de nuestros actuales gobernantes, el cinismo político de 'hacer el bien con el mal', entre otras dimensiones que Shakespeare plasmó en sus obras y nos dejó como legado", reflexiona Castaño. 
 
Finalmente, Ricardo encontrará su infortunio en la batalla de Bosworth: "¡Un caballo, un caballo, mi reino por un caballo!". Lentamente sus muertos, a manera de muñecos, rodean su cuerpo, la luz cede paso a la oscuridad y los aplausos del público resuenan en el foro.
 
Ricardo III tendrá dos funciones más: el sábado a las 20:30 horas y el domingo a las 18:00, en el teatro Vivian Blumenthal (Tomás V. Gómez 125, entre Justo Sierra y Avenida México). Los boletos cuestan 120 pesos general y 100 a estudiantes, maestros y personas de la tercera edad; están disponibles en entradas.com y taquillas del teatro. Informes al 36 16 43 99.

EL INFORMADOR / MIRIAM PADILLA