Pedro Armendáriz, en amena charla

GUADALAJARA, JALISCO. Pedro Armendáriz tiene una de las carreras más brillantes y aclamadas en la historia de los actores mexicanos. Por eso, cuando habla, su opinión tiene un peso más que especial. Armado con una enorme franqueza, es capaz de tomar los proyectos más arriesgados de forma directa y a la vez tener el privilegio de decir “no” a las cosas que no le gustan.

Por eso puede darse el lujo de protagonizar la obra de teatro Los Lobos, con la que se presentó ayer y hoy repite frente a los tapatíos. Y lo hace sabedor de que toca varios temas incómodos, como la corrupción e ineptitud política.

Sentado y tomando un café, el actor explica que la puesta en escena ganó mucho con la incorporación de Fernando Ciangherotti y Otto Sirgo, en sustitución de Rafael Sánchez Navarro y Víctor Trujillo, respectivamente. “Ellos se han adaptado bien. Es un paquete duro pues fue un llamado rápido, pero ahora nos sentimos muy sólidos”.

Dicharachero y con grandes dotes de conversador, Armendáriz alterna con su plática el café y un cigarro, que lentamente se extingue mientras invita a la gente de Guadalajara a ir al Diana esta noche. “Queremos que vengan al teatro, no se queden en la casita viendo el futbol. Vengan, en especial ahora que tienen a la vuelta de la esquina el Festival de Cine. Sé que esperan encontrarse a Salma Hayek, pero no se decepcionen si terminan encontrándome a mí”.

Pide creer
Con la intensión de seguir apoyando el Festival Internacional de Cine en Guadalajara (FICG) en su edición número 25, el actor confirmó que estará presente con una cinta, además de que siente un apego especial por el certamen tapatío. “Yo sí vengo. Van a estrenar una película donde salgo que se llama La profecía de los justos. Es un festival del que estoy muy orgulloso, y soy parte del patronato”.

Armendáriz explicó que el cine mexicano tiene un prestigio ganado en el extranjero, y es una pena que “la producción estadounidense sea la que ocupe el 88 por ciento de tiempo en pantalla en México. Muchas películas de nuestro país, terminadas y con financiamiento, no salen a la luz, porque los distribuidores no les tienen fe. A mí me pasó con la Ley de Herodes, nadie la quería”.

Agregó que hay que buscar nuevas líneas de distribución que aprovechen el momento óptimo que vive la producción nacional del Séptimo Arte. “El cine mexicano está muy bien. Gana premios por todos lados, menos en México. Aquí tenemos mucha desconfianza de nuestro cine, inmediatamente ponemos cara y decimos ‘hay, es un churro’, ¡si ni la han visto! El mejor fotógrafo del mundo, el ‘Chivo’ Lubezki es mexicano, el segundo es (Rodrigo) Prieto y también es mexicano, Guillemo Navarro se ganó un Oscar. Y ninguno anda en México, ¿por qué? Porque en otros países sí hay trabajo y hay incentivos”.

Da la vuelta a la televisión
Dentro de los campos en los que figura Pedro Armendáriz, la televisión es donde guarda las relaciones más polémicas. Uno de sus recientes sinsabores fue respecto a la entrega del Ariel (que se llevará a cabo el próximo 13 de abril), donde si bien fue capaz de convocar la voluntad de la industria fílmica, también falló en convencer a la televisión en transmitirlos. “A ellos (las cadenas) no les interesan. Los invito y luego quieren meter a sus cantantes, o dicen que no tiene nivel de audiencia. Algún día será de su interés (risas)”.

Sobre participar en series de televisión dice que aceptaría si es un buen proyecto, pues “las novelas han caído en muchos refritos cuando tenemos tan buenos escritores. Tuvo que venir HBO con Capadocia para que dijeran ‘ah mira, sí hay talento’”.

El cigarro se acaba y el actor da el último trago a su café. Hoy será la última cita de los tapatíos con Los Lobos.

“No repetiría ninguno de mis trabajos anteriores, hay que buscar siempre cosas nuevas”
Pedro Armendáriz, actor