Lunes, 02 de Diciembre 2024
Entretenimiento | Coleccionistas y aficionados franceses al arte precolombino se quedaron esperando la apertura de Drouot

LOS ANTEOJOS DE BASKERVILLE Por: Carlos Lara G.

Un hecho sin precedente

Por: EL INFORMADOR

La cancelación por parte de la embajada mexicana en Francia de una subasta en la que se ofrecería al mejor postor una cantidad importante de bienes culturales precolombinos, no tiene precedente. Sí, por vez primera las autoridades mexicanas frustran una subasta de bienes culturales pertenecientes a México y Centroamérica. Coleccionistas y aficionados franceses al arte precolombino se quedaron esperando el pasado 12 de septiembre la apertura de Drouot, la conocida casa de subastas parisina que canceló unas horas antes. México pidió a la justicia francesa la incautación de los objetos e impidió la venta. Esta cancelación es excepcional no solo por el impedimento en sí de vender un patrimonio de forma ilegal, sino porque se accionó por primera vez un convenio de asistencia judicial existente entre México y Francia. El embajador mexicano en el país galo, Carlos de Icaza, ha dicho que no es la primera vez que se solicita ayuda a las autoridades francesas en este tipo de subastas. Lo que es innegable es que si bien no es la primera vez que se solicita, sí es la primera vez que funciona. Es importante mencionar que aunque el caso está en proceso, la Procuraduría General de la República (PGR) envió ya un requerimiento acompañado de un dictamen técnico del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) al Ministerio de Justicia francés y si consideramos la existencia y vigencia del convenio de asistencia judicial suscrito entre ambos países, no solo seremos testigos de la cancelación de la subasta, sino también de la devolución de los bienes.

Los organizadores de la subasta calificaron la acción del gobierno mexicano como brutal y sin fundamento, pues dicen que se trataba de una venta legal, dentro del marco de la legislación francesa. Aquí es necesario precisar dos cosas. La primera que, si bien es verdad que la venta de este tipo de objetos es ilegal en nuestro territorio nacional, esa disposición no aplica en Francia, país en el que este tipo de ventas y colecciones privadas de arte son legales. La segunda precisión es que existen convenciones y convenios internacionales dentro del marco de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) que promueven la repatriación de bienes culturales de esta naturaleza. Organización en la que, por cierto, tanto México como Francia tienen una sobresaliente historia.

México logrará la repatriación de estos bienes culturales, sin embargo, algunos expertos señalan que con esto no impedirá el comercio de arte prehispánico, que se hará bajo la mesa, con lo cual, dicen, nuestro país perderá la posibilidad de ver lo que hay en circulación y la oportunidad de que alguna vez regresen a territorio nacional. Así las cosas: ¿Cuál debe ser el papel de las embajadas en la atención a este problema? ¿Cuál el de los organismos internacionales relacionados con la protección y defensa del patrimonio cultural? ¿Dejar a caso que los coleccionistas de manera ilegal nos muestren por internet lo que era nuestro? Por cierto, el creciente robo de arte sacro en el país, la actividad delictiva más remunerada en contra de la propiedad federal, ha llevado al Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta) y la Arquidiócesis de México a crear un registro único de bienes patrimoniales de carácter religioso. Bajo la lógica de la desconfianza en las instituciones y la creencia en las reglas del mercado de los coleccionistas, tendríamos que estar preocupados por la elaboración de este catálogo. ¿No les estaremos facilitando el trabajo? No, las leyes, los convenios y las autoridades encargadas de proteger y defender el patrimonio cultural deben ir por más casos sin precedentes.

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