Joaquín Cosío agradece el cariño del público

CIUDAD DE MÉXICO (09/MAY/2011).- El actor Joaquín Cosío, ahora conocido como El Cochiloco, celebró el éxito no sólo de su personaje, sino también el de la película El infierno, la más laureada en la entrega de premios Ariel el pasado sábado por la noche.

En las instalaciones del Palacio de las Bellas Artes, donde se realizó la ceremonia, Cosío detalló que “es un momento importante este triunfo, una gran fiesta para el cine y para los premios Ariel, pero sobre todo para el país, que poco a poco va teniendo un mejor cine”. 

El histrión explicó que El Cochiloco es un papel que le sorprendió en su momento y le sigue resultando fascinante “un personaje que no logro entender del todo, sobre todo el efecto que ha causado con la película; creo que se merecía el éxito y que mi personaje se haya dado a querer con el público”.  
El artista aseguró además que el hecho de que lo ubiquen como El Cochiloco y no como Joaquín Cosío le tiene sin cuidado. “Lo mismo me ocurrió cuando interpreté al Mascarita, en la película pasada (Matando cabos) y no pasó nada”.

“Pero lo que si pasó hoy (el sábado por la noche) era de esperarse, porque (El infierno) tenía 14 nominaciones y eso habla de su gran calidad, más allá incluso del tema, porque es un leve reflejo de lo que está pasando en el país” afirmó el actor, sin ocultar el orgullo que le causa la buena recepción que ha tenido la cinta entre la crítica.

Con los pies en el suelo

Joaquín Cosío agradeció al equipo que realizó la historia porque “yo no creo en los reconocimientos y los premios, pero en esta ocasión la película se los merece, por su cruda verdad, por los personajes, no sólo de El Cochiloco, sino de todos y cada uno de los que aparecen, por la gran dirección de Luis Estrada y por ser un gran rodaje que trata lo que vivimos con el humor más negro”. 

De la manera más sencilla, Cosío aseguró que el rotundo éxito del rodaje es simplemente una consecuencia: “no creo que sea ni peor ni mejor, es una película que cumple con elementos para consagrarla como la mejor. Porque es una forma de poner al espectador lo más cerca de una realidad fuerte, pero a la vez de reírse de lo mismo a través de personajes como el que hizo Damián (Alcázar) o yo”.