Jaramar Soto le canta a la añoranza

GUADALAJARA, JALISCO.- Si Jaramar Soto fuera un color, dice, sería un rojo en todas sus gamas. Aunque confiesa que su disco número 10, al que tituló Diluvio, "es más bien oscurón". "Es un disco oscuro. Hablo del amor diciendo, ‘dices que no vamos a morir si amamos y sentimos pasión, pero yo creo que no, que sí hay salvación, y que sí podemos volar’, es un poco la idea de mis canciones, porque Diluvio dentro de su oscuridad intencional no deja de ser un disco luminoso".

Considera, en entrevista con EL INFORMADOR, que su décima producción es un material clave, que no habría resultado de la forma en que ahora se escucha de no haber tenido la experiencia que da el tiempo y el trabajo. También afirma que lanzarse a componer la mayoría de los temas es un riesgo que decidió correr, como la vida misma, asegura. Mientras transcurre la entrevista, la cantautora no para de reflexionar sobre los cuestionamientos que se le formulan.

Escucha atenta y responde, la mayor parte del tiempo, de manera poética. Así es Jaramar. Destila sensibilidad. Y su nueva propuesta sonora podrá ser escuchada este 6 de marzo en el Teatro Diana en punto de las 21:00 horas. Mientras tanto, la artista expone lo que significa Diluvio.
 
¿A qué le canta Jaramar en "Diluvio"?

"A la muerte, a la añoranza. Es un disco clave porque era un tema que me obsesionaba desde hace mucho, lo tenía guardado en un cajón desde hace cuatro discos. Quería abordar la muerte de manera directa y completa, de esa idea de fragilidad de la vida".
 
¿Sufría Jaramar Soto al abordar el tema de la muerte?

"Era una catarsis. Porque tenía una serie de canciones desde hace tiempo que cabían en el tema de la muerte, pensaba qué hacer con ellas, pero me di cuenta de que se trataba de un trabajo tan personal que había que incluir temas míos para entonces apropiarme del proyecto. Me puse a escribir".
 
¿En "Diluvio" también hablas de amor, en qué punto se relaciona el amor y la muerte?

"No puedes hablar del amor sin pensar en la pérdida, y no puedes pensar en el amor sin pensar en el olvido, y la muerte muy ligada a ese olvido. Porque siempre caminas con la sombra de la muerte que te recuerda lo frágil que es la vida, y cuando te lanzas a una aventura amorosa existe siempre el riesgo de que se acabe y te lleve a la muerte, pero te lanzas de todas maneras, ese es el riesgo que implica la vida".
 
¿Y cuándo se presenta un diluvio en la vida?

"Cuando sabes que después de la muerte se queda el canto y la poesía, y que el riesgo lo vale todo. Hay muchos que dicen que la pasión y el amor te llevan irremediablemente a la muerte y que todas estas fuerzas son una especie de diluvio que renueva o acaba con todo".
 
¿Cuáles canciones de este disco consideras que son las que más disfrutas?

"Mandai ei conmigo, Diluvio y hay una que ha sido de las que nos ha gustado más, La noche, que es de las más vacías, es sólo una guitarra y la voz".
 
¿Cómo concibes el escenario?

"Un lugar donde me muestro como soy. Una vez en el escenario me quito las capas que me cubren, pierdo el miedo y el pudor. Es una catarsis la que experimento cuando canto, y más con las nuevas canciones, cuestión que creo que el público comprende y lo disfruta".
 
¿En qué radica el que una propuesta tan personal pueda conectar con quienes lo escuchan?

"De eso se trata, de conectar. Todos mis discos han sido muy personales. Las razones por las que canto o que escribo pueden no decirle mucho a los demás, pero en base a las referencias de cada quien pueden apropiarse del disco, y entonces éste cobra sentido".

PARA SABER

En este material se dieron cambios en la banda. Jaramar Soto conformó su banda con Luis Javier Ochoa, guitarrista; Luis Eduardo "Chino" Arreola, bajista; y Diego Escobar en la batería. Sin embargo Diego Escobar dejó el proyecto y se integraron Darío Rojas en la batería y Elí Prado, guitarrista.
EL INFORMADOR / Altagracia Lizardo Medina