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Gustavo Sánchez Parra, el acróbata del cine

El próximo lunes el histrión ofrecerá su experiencia y conocimientos en un taller que impartirá en Tapalpa

Por: SUN

GUADALAJARA, JALISCO (26/JUL/2010).- La voluntad y el destino son el cincel y el martillo en la carrera de Gustavo Sáchez Parra. Para muchos su rostro es familiar por la película Amores perros donde encarnó al malévolo Jarocho.

Él prefiere verse como un actor de oficio que no ha dejado de prepararse, a quien el destino y las decisiones afortunadas (y desafortunadas ) le pavimentaron el camino para llegar al cine, donde ha tomado parte en más de 50 producciones. Quizá por este afán de aprender y compartir es que viene a Jalisco, en específico a Tapalpa, donde impartirá el Taller de entrenamiento corporal y acrobacia en el marco de actividades del Festival de la Luna.

Lo que pocos saben sobre Sánchez Parra es que su andar profesional incluye trabajos tan disímiles como guitarrista, sonidista, artemarcialista y ahora maestro y actor. Impulsivo como pocos, el actor no acabó la preparatoria pues desde joven quería comerse el mundo a puños, como él lo explica: “No concluí la preparatoria. Estudié hotelería e inglés -recuerda-, y duré un año y medio en eso porque quería trabajar en el ramo turístico. Luego estudié artes marciales, quería ser sensei. Practicaba toda la semana, entrenaba muy fuerte. Me enteré que en la UNAM daban una licenciatura que incluía las artes marciales, pero por no tener la prepa no pude entrar”.
Esta decepción lejos de derrotar a Gustavo Sánchez Parra lo animó para buscar con más fuerza su sueño.

De la música a los escenarios

Tras no lograr ser artemarcialista, se abrió otro camino en la vida de Sánchez Parra: La música. “Comencé a estudiar música por la invitación de un amigo que según él iba a armar una banda de rock. Y me encantó, amé la guitarra clásica, traté de ser guitarrista clásico. Estudié en la Escuela Nacional de Música de la UNAM los instrumentos folclóricos, que no aprendí, no lograba tener el nivel que me habría gustado, y eso me frustró mucho”.
Luego de esta nueva decepción, el joven consideró entrar al mundo histriónico, pero confiesa que dudó: “No me atrevía a ser actor porque mis dos hermanos ya se dedicaban a eso. Comencé a tomar talleres de actuación en el IMSS. No me gustaron porque quienes iban no tenían compromiso de llegar lejos, lo tomaban como hobby, pero sí me divertí”.

Tras el taller, en la mente de Sánchez Parra sólo había un objetivo: Ser actor. Y logró entrar, contrapronóstico, al exigente Centro Universitario de Teatro (CUT), prestigiada institución donde se han formado grandes histriones en el país. Allí, Sánchez Parra no sólo desarrolló sus capacidades como actor, sino que aprovechando las cualidades físicas que conservaba como estudiante de artes marciales, comenzó a dar clases de entrenamiento corporal y acrobacia. Y fue en ese tiempo que llegó el cásting para participar en una película que le iba a cambiar la vida: Amores perros.

El difícil arte de manejar la fama

Forjado en la dura disciplina del CUT, Sánchez Parra tenía el aspecto que Alejandro González Iñárritu, director de Amores perros, buscaba para el personaje del Jarocho. Pero ese refinamiento y pulcritud era “demasiada” para un papel que requería dar forma a un tipo de faceta criminal. “Iñárritu me dijo que yo tenía una forma de hablar muy buena, que todo se me entendía. Pero me explicó que el personaje era de barrio y necesitaba otro acento. Iñárritu me dio una semana para preparar mejor el acento del Jarocho y luego otra semana para preparar sus movimientos”.
Amores perros fue un parteaguas en el cine mexicano. Conquistó a la crítica internacional y luego logró una hazaña más grande al ser un éxito en la taquilla nacional. El propio Sánchez Parra quedó sorprendido por el tsunami que desató la cinta. “Me sorprendió, yo trabajé cinco o seis días en la película, pero el Jarocho aparecía en espectaculares, en postales. Eso me dejó helado. Me abrumó muchísimo su éxito. Ni siquiera pasé por la alfombra roja de la película porque me daba pena, no me la creía”.

Entonces, Gustavo Sánchez Parra se enfrentó por primera vez a Amores perros, y confiesa que no fue una experiencia grata: “La primera vez que vi la película me dolió muchísimo la cabeza. Estaba muy estresado. Me veía muchas cosas malas, no la disfruté en lo más mínimo. Hoy pienso que fue un gran atino de muchas cosas. Tuvo un director que buscó gente nueva para contar su historia. Una historia impactante desde que la leías, una gran fotografía. Todo se conjuntó en un momento ideal. Después de 10 años la película sigue sonando, la gente se acuerda de la película. Me sorprende que haya trascendido la barrera del tiempo, todavía hay gente que me sigue diciendo ‘tu eres el de Amores  Perros’(risas)”.

ANÓTATE

El Taller de entrenamiento corporal y acrobacia que impartirá Gustavo Sánchez Parra en Tapalpa comenzará el próximo lunes 2 de agosto y concluirá el día 8. El cupo es limitado a 20 personas y tendrá un costo de 250 pesos. Los interesados deberán ser actores con experiencia y profesionales.
Para más información se encuentra a disposición el correo electrónico eljuguetero@live.com.mx

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