CONTEMPLACIONES CONTRA EL TEDIO

I
Bienvenidos al espacio de "Citas citables", para recordar aquella legendaria sección de "Selecciones" del Reader’s Digest: "Se logró armonizar la legítima aspiración de las empresas radiodifusoras"; "el gobierno federal trabaja para que la industria de la radio y la televisión se siga consolidando"; "un paso importante para que el país pueda avanzar en la modernización y reconversión tecnológica de la industria radiofónica (…) además de que da respuesta a una reiterada demanda de la propia industria y de esta Cámara"; "la firme aplicación de la ley con aquellas radiodifusoras que operan sin concesión ni permiso"; "se han asegurado 76 radios ilegales, 56 de ellas desde que realizamos el compromiso con esta Cámara"; "a mayor capacidad de influir e incidir en una sociedad, mayor es la responsabilidad que adquirimos frente a la misma"; "les reafirmamos a todos los concesionarios y comunicadores nuestro absoluto compromiso". Nota: los subrayados son nuestros.

II
¿Quién es el autor de estas hermosas declaraciones? Nada más y nada menos que el joven chorejón encargado de llevar adelante la Secretaría de Gobernación, Juan Camilo Mouriño, quien dijo lo anterior en un lambiscón y displicente discurso el pasado miércoles 15 de octubre, en el marco de los trabajos de la quincuagésima Semana Nacional de Radio y Televisión, organizada por la Cámara de dicha industria, que se llevó a cabo, sin pena ni gloria -al menos para todos aquellos que demandamos una nueva legislación en la materia- del 14 al 17 de este mes. Ya se sabe que la conocida CIRT (Cámara Nacional de la Industria de la Radio y la Televisión) agrupa a los empresarios y dueños de los medios de comunicación en México que no se miden al no solo exigir el apapacho y prebendas del gobierno, sino que son capaces, incluso, hasta de manipular y humillar a todo aquel que nomás no comulgue con sus intereses y ambiciones. ¿Un ejemplo? Santiago Creel, que primero estuvo muy de la mano de Televisa y luego hasta salió no solo exhibido como padre del hijo de una estrellita televisiva, sino borrado de la realidad.

III
Es bastante preocupante lo declarado por Mouriño; incluso, irresponsable. Con sus declaraciones, queda claro que al actual gobierno federal lo que menos le importa es la democratización de los medios, mucho menos la revisión y promulgación de una nueva ley que otorgue mejor y mayor certeza jurídica y legal a ese otro espectro de quienes hacen posible la radio y la televisión mexicanas: la de los permisionarios, la de quienes están en la trinchera de los medios públicos (que, de hecho, para empeorar las cosas, ni siquiera están reconocidos como tales en la actual y caduca ley en la materia): la radio y televisión universitaria, estatal, comunitaria, indigenista, experimental y todas aquellas estaciones que no lucran ni tienen como objetivo llenarse los bolsillos de dinero a costa de la estupidización colectiva y la banalización de sus contenidos, y que entienden y reconocen el trabajo desarrollado en los medios de comunicación como un bien público cuya tarea y objetivos deben estar atados y ligados al desarrollo de una mejor sociedad, más informada y más crítica.

IV
En verdad que es desesperante confirmar que el actual gobierno no solo sigue los pasos dados por Vicente Fox (¿alguien puede olvidar los terribles días del "decretazo" de octubre de 2002 y los posteriores días que configuraron la mentada "Ley Televisa"?), sino que los está dando peor y sin ninguna consideración a la legítima demanda ciudadana de modificar la inoperante y obsoleta Ley de Radio y Televisión. ¿Qué pueden esperar los llamados "medios públicos" cuando el gobierno simple y sencillamente da la espalda a su existencia y enfatiza las supuestas "legítimas aspiraciones" del puñado de familias que detentan las concesiones de radio y televisión en México? Nada. A lo más, que sigan existiendo gobernantes sin conciencia y compromiso cuya máxima aspiración es hacer realidad la máxima warholiana de los cinco minutos de fama para llenar el enorme vacío que les invade. Y no basta con apuntar hacia los renglones federales; en este asunto están involucrados todos los niveles de gobierno. Pero, ¿qué podemos esperar de nuestras autoridades -de todo tipo-, si corren presurosos, peor que "groupi", con su boleto en la mano con el deseo de también estar en los premios MTV, para que vean que ellos sí son bien buena onda y escupan declaraciones como "este evento le hace mucho bien a Guadalajara"?

V
Por eso estamos como estamos.
Comentarios, quejas y nominaciones para los Premios Cunnilingus a: davidguerrero.lemus@gmail.com.