Alejandro Sanz parte corazones

ZAPOPAN, JALISCO.- El novio, esposo o pareja, con los brazos cruzados, la cara de aburrimiento y bostezando de vez en cuando. Ella, gritando de forma desaforada, con el corazón en un puño y la cámara fotográfica en el otro. En el escenario, Alejandro Sanz utilizando lo más selecto de su amplio arsenal romántico.

Es cierto, hay hombres que son seguidores del intérprete, pero estos fueron una minoría ayer en la noche, durante el concierto celebrado en el estadio Tres de Marzo, un escenario donde “ellas” fueron mayoría.

También vale la pena destacar que ante la repentina vocación del Tres de Marzo, el ambiente que se vivió ayer en la noche fue muy distinto al que se transpiró el pasado lunes con Metallica. Menos tráfico, menos filas, menos caos, pero donde el marcador fue igualado con la pasión que desplegaron los artistas sobre el escenario, aunque claro, cada quien con su estilo.

Eso sí, Sanz salió dispuesto a partir corazones. Y lo logró. En el paraíso la velada romántica comenzó con un breve show de Marco di Mauro, cantante cuya naturaleza romántica funcionó a la perfección para darle apertura a la noche.

El músico de raíces italianas y románticas recordó que una de sus grandes influencias fue Alejandro Sanz, algo que queda patente con las temáticas melosas y pasionales que despliegan las letras de sus canciones, en especial el sencillo Nada de nada, que sonó con fuerza en la radio tapatía hasta hace algunas semanas.

Luego de tres canciones Di Mauro se retiró, tiempo en el cuál los asistentes aprovecharon para comprar “algo” de la amplia variedad de bebidas, fritangas o comida que se vendía en el recinto. Poco después de las 21:20 horas las luces se apagaron para darle paso al “plato fuerte” de la noche, Alejandro Sanz, quien además de presentar los temas que componen a Paraíso Express, su disco más reciente, llegó con toda la intención de recorrer la amplitud de su discografía romántica.

Otra actitud

Sanz cambió sus fichas y apostó por un show renovado en varios sentidos. Lo más notable era la ambiciosa escenografía que trajo el ibérico a Guadalajara, con un enorme juego de luces y una pantalla de leds que acompañó con elaborados juegos gráficos cada uno de sus temas.

Las bocinas dispuestas a lo largo de la cancha permitieron que los asistentes disfrutaran de un sonido fiel, que incluso se apreciaba más allá de los muros del estadio, y no fueron pocos quienes desde afuera se “recetaron” el espectáculo.

Por su parte, Sanz lució tranquilo sobre el escenario. El músico había explicado que con Paraíso Express arrancaba una etapa “más relajada” en su trayectoria. Sí, los temas desgarradores, los tropiezos amorosos y el reproche ante el abandono siguen condimentando sus letras, pero también es cierto que el cantautor enfoca sus temas hacia direcciones más brillantes.

Y con esa premisa animó al público a seguirlo en cada tema, ya fuera aplaudiendo, moviendo los brazos o como mejor supieron hacerlo la mayoría de sus fanáticas, con potentes gritos.

“Buenas noches Guadalajara, espero que disfruten el show y que sea una velada especial”, fue el saludo del artista para arrancar la velada, que combinó temas clásicos como Cuando nadie me ve, Quisiera ser, Viviendo de prisa, con otros nuevos, entre los que destacó Desde cuando.

Y no, no faltó el “himno” del artista, tema que fue de los más coreados, Corazón partío.