Match

Encienden máquina productora de millones de dólares

Aún no alcanza los niveles del fenómeno comercial que significó Julio César Chávez al inicio de la década de los 90, cuando su imagen en los cuadriláteros cautivó con la moda de pago por evento. Increíble fue observar el rostro del sonorense impreso en enormes anuncios colocados en hoteles de marcas transnacionales, así como en pequeños carteles en las puertas de restaurantes. JC paralizó al país a partir de 1992, inicio que marcó con la pelea ante Héctor “Macho” Camacho.

Saúl “Canelo” Álvarez nació con la química para erigirse en rompe taquillas. Aquí es ídolo, aquí cautiva a las multitudes, su rostro es rating, garantía para producir ganancias; mañana en Anaheim, California, disputará contra el británico Matthew Hatton el campeonato mundial Super Welter CMB, encuentro que será transmitido por televisión abierta (Televisa), y ya hoteles, y también restaurantes, de la Zona Metropolitana de Guadalajara, anuncian como atención para sus clientes la que debe significarse en noche mágica del avecindado en Juanacatlán, Jalisco, el boxeador más famoso de México, que está en vías de convertirse en ídolo nacional, y eso se traduce en taquillas agotadas en estadios.

Óscar de la Hoya, presidente de Golden Boy Promotions, encenderá la máquina que está esperando se convierta en productora de millones de dólares, como lo fue el propio De la Hoya cada noche en Las Vegas, como lo es Manny Pacquiao.

El tapatío es carismático, está inmaculado, los expertos lo tienen ante Hatton como favorito 10-1; la televisión estadounidense lo espera en boxeador global; los patrocinadores proyectan que su marca sea vista por cientos de millones de personas alrededor del planeta. A “Canelo” sólo le resta colocarse el prestigioso cinturón verde y oro, con una demostración electrizante, de nocáut, el resultado que cautivó a las familias para que se reunieran en torno a los televisores cada noche que anunciaron al púgil pelirrojo, vamos, lo quieren mañana convincente.

Otro resultado sería sorpresa, y un desastre para el negocio que ha construido Óscar de la Hoya… Y por ahí estaré atisbando.