Martes, 01 de Octubre 2024
Deportes | Leyenda olímpica. Una autoridad en el agua

Kristin Otto, nadando a la gloria

La deportista alemana se convirtió en leyenda en los Juegos Olímpicos de Seúl 1988

Por: EL INFORMADOR

Otto tuvo extenuantes entrenamientos como parte del programa de desarrollo de atletas en Alemania del Este. ESPECIAL /

Otto tuvo extenuantes entrenamientos como parte del programa de desarrollo de atletas en Alemania del Este. ESPECIAL /

GUADALAJARA, JALISCO (24/MAY/2016).- Algunas de las figuras olímpicas llegaron a forjar su estatus de leyenda participando en más de una ocasión en la justa veraniega, pero otras requirieron de una sola aparición en Juegos Olímpicos para establecerse como parte de esas glorias que el deporte ha dejado a lo largo del tiempo.

Es el caso de Kristin Otto, nadadora que nació en una Alemania dividida después de la Segunda Guerra Mundial, específicamente en la República Democrática Alemana en 1966, donde su vida deportiva iniciaría en la adolescencia, bajo un intenso método de preparación y estudio que cerca estuvo de alejarla de la gloria olímpica.

Otto se sometía a extenuantes entrenamientos, todo ello como parte del programa de desarrollo de atletas en Alemania del Este, donde cierto es que contaba con los mejores entrenadores a su disposición, pero en donde la exigencia siempre fue alta sin medir las consecuencias.

Tal exigencia rindió frutos en 1982, en los Mundiales de Natación de Ecuador, cita en la que cosechó tres oros, resultados que la comenzaban a encaminar como una de las atletas a seguir en la siguiente justa olímpica de Los Ángeles, en 1984.

Sin embargo, el boicot que varias naciones hicieron a dicha cita olímpica, impidió a Kristin mostrarse al mundo por primera vez, situación que dejó dolida a la nadadora, quien, en 1985, comenzó a padecer las consecuencias de su intensa preparación, al sufrir lesiones en las vértebras cervicales que la mantuvieron con collarín durante gran parte del tiempo e inclusive, por órdenes médicas, se le indicó dejar el deporte que tanto amaba.

Pero ello no detuvo a la alemana de buscar cumplir sus objetivos, quien se inclinó por competir bajo el estilo libre, aunque los éxitos terminarían por llegar en todos los estilos, a pesar de las advertencias de sufrir consecuencias quizá irreversibles.

La recompensa a ese sueño finalmente llegaría en los Juegos de Seúl 1988, la que terminaría siendo la única justa olímpica para la alemana. Otto estuvo en la justa coreana al nivel de su contraparte masculina, el estadounidense Mark Spitz, pues la alemana se convirtió en la reina de dichos Juegos al lograr seis medallas de oro, primer lugar en cada competencia en la que participó.

La nadadora alemana se consagró campeona olímpica en las pruebas individuales de 50 y 100 metros estilo libre, 100 metros mariposa y 100 metros espalda, además de las pruebas por equipos en el relevo de los cuatro por 100 metros estilo libre y en relevo de los cuatro por 100 metros de estilos combinados.

Su última competencia formal se dio en los campeonatos europeos de 1989, ya sin nada que ganar, pues se convirtió en una auténtica leyenda del deporte tras sus logros un año atrás, aunque se mantuvo durante mucho tiempo a la sombra de un posible dopaje, toda vez que se comprobó el uso ilegal de testosterona y anabólicos en atletas de Alemania del Este sin conocimiento de éstos; sin embargo, Kristin Otto nunca dio positivo en un examen antidopaje y sus resultados fueron consecuencia de duros entrenamientos y fervientes deseos de superar las adversidades.

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