* Jumiles

En días pasados, cuando los dueños de los destinos del futbol mexicano, los críticos y los simples aficionados de a pie se hacían cruces ante las dudas derivadas de las nuevas evidencias de que los tiempos de México como “gigante de la Concacaf” ya corresponden a la historia antigua, se planteaba la posibilidad de convocar a varios personajes para convertirse en asesores del técnico nacional Sven-Goran Eriksson.
*
Se reconociera o no, se trataba de apuntalar --es decir, de ponerle parches o muletas-- la discutible decisión que se tomó hace unos meses, de dejar al equipo nacional en manos de un técnico de prestigio internacional... aunque tuviera el handicap de estar desconectado de la realidad del futbol mexicano y de la circunstancia cultural, histórica y geográfica que lo rodea.

El proyecto llegó hasta el punto de que se barajaran algunos nombres: uno o dos técnicos que ya tuvieron la experiencia de dirigir al “Tri”; uno o dos de los varios antiguos jugadores de la Selección Nacional que ahora ejercen --algunos, por cierto, con mucha más voluntad que acierto-- como comentaristas; etc.
*
Alguna vez, en un pasado que quizá recuerden quienes ya peinan canas --si algo peinan--, se hizo una intentona en ese sentido. Nacho Trelles, Javier de la Torre --qepd-- y Raúl Cárdenas, entre otros, fueron invitados a formar parte de aquel “Consejo Consultivo”... Sin embargo, el experimento duró poco y resultó intrascendente. Los propios integrantes del dichoso “Consejo” lamentaban que, aun a esas alturas de la película, el resentimiento y el protagonismo prevalecieran sobre la generosidad y el espíritu de colaboración. Alguno de los “ex” (ninguno de los tres mencionados líneas arriba) llegó a decirlo así: “A mi nadie me ayudó, ¿y ahora quieren que le ayude a este...? ¡Que se fastidie!”.
*
Aquella triste y fallida experiencia, infelizmente, nos retrata de cuerpo entero: proclives al rencor; orientados a la animosidad; propensos a la envidia...

(Quizá tengan razón quienes comparan al mexicano con los jumiles: las chinches de monte que en los estados de Morelos y Guerrero, principalmente, se consumen, vivas, en tacos --se refiere que su sabor a canela constituye una exquisitez gastronómica-- y se exhiben para su venta en charolas provistas, en el centro, de un cucurucho que los jumiles en vano se empeñan en escalar... porque sus congéneres que vienen detrás se encargan de hacerlos caer).