De las 14 mil 212 personas trabajadoras del hogar que fueron afiliadas al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) a nivel nacional entre abril y octubre del año pasado, ya fueron dadas de baja tres mil 354 (dos de cada 10, en promedio).Vía Transparencia, el instituto respondió que tan sólo en octubre del año pasado se tuvieron mil 009 separaciones, por lo que fue el mes con la mayor cantidad tras la implementación del programa piloto que se puso en marcha hace nueve meses para adherirlas al régimen obligatorio de seguridad social.En el periodo señalado, 10 mil 858 empleadas domésticas permanecían dadas de alta, de las cuales, 579 eran de Jalisco.La señora Liliana se encuentra en la lista de las personas a las que sus patrones les han negado la seguridad social. Desde los 11 años de edad y hasta los 45 años se dedicó al trabajo del hogar. Hace dos años dejó de laborar y puso un puesto de dulces para mantenerse. “Nunca me dieron seguridad social”.Ana Farías, directora de la organización Parvada, que apoya a las empleadas del hogar, comenta que las bajas al IMSS pueden deberse a que en estos empleos hay mucha rotación laboral. “Los meses de diciembre y enero son épocas de muchos gastos. Si los sueldos son bajos (cuatro mil 645 pesos mensuales, en promedio) y las habían afiliado, quizá les convino irse a un trabajo en el que les pagaran más, a pesar de que no les dieran Seguro Social”.Otro factor, acentúa, es que las cuotas obrero-patronales son altas, “quizá para muchas familias no fue sostenible”.Subraya que es necesario hacer ajustes, pues mantienen el temor de perder su trabajo o que les bajen el sueldo si son afiliadas.El académico de la Universidad de Guadalajara (UdeG), Ángel Guillermo Ruiz Moreno, coincide en que es necesario hacer modificaciones, “porque ese asunto no se solucionará de la noche a la mañana. Tardará muchos años en consolidarse… si es que se consolida”.Añade que el IMSS carece de inspectores suficientes para vigilar el cumplimiento de estas normas; por ello, la baja respuesta para afiliar a las 2.3 millones de personas que se dedican a estas actividades en México.Tras concluirse la fase de la prueba, se presentará una iniciativa de ley para que la incorporación de estos trabajadores sea obligatoria.TELÓN DE FONDODurante el primer mes del programa piloto para incorporar a las trabajadoras del hogar al IMSS, en Jalisco sólo se registró la adhesión de 84. En su mayoría, las inscripciones fueron en la Zona Metropolitana de Guadalajara.La oficina de Comunicación Social del IMSS en la Entidad compartió que 64% de los trámites se hizo a través de la plataforma digital, mientras que el resto fue en las ventanillas de la dependencia.En el primer mes de la estrategia para regularizarlas, sólo 0.04% de éstas alcanzó el beneficio, ya que se estima que en la Entidad hay entre 190 mil y 200 mil empleadas del hogar.El 30 de abril pasado, la Cámara de Diputados avaló las reformas a la Ley Federal del Trabajo para garantizar el acceso a la seguridad social a las trabajadoras del hogar.El dictamen se regresó al Senado de la República con modificaciones y también se agregó un artículo transitorio para que el IMSS y la Secretaría del Trabajo y Previsión Social entreguen, en un año, un informe sobre los avances de este programa piloto.En diciembre de 2018, la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) ordenó incluir a las empleadas del hogar en los esquemas de la seguridad social, ya que estableció que su exclusión es “inconstitucional y discriminatoria”.Del 1 de abril al 24 de noviembre del año pasado, 35 mil 375 trabajadores domésticos del país realizaron solicitudes de incorporación al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).Vía Transparencia, la Coordinación de Atención y Orientación reporta que, de ese total, 27 mil 277 se llevaron a cabo en las oficinas centrales. De las delegaciones estatales, Jalisco lidera la lista con mayor número de peticiones de afiliación, con 975, aunque no se especifica cuántas se encuentran en trámite. De acuerdo con el último corte (octubre), sólo 579 permanecían aseguradas en la Entidad.Las oficinas del IMSS con menor número de solicitudes para ser dadas de alta ante el Seguro Social son las de Aguascalientes y Quintana Roo, con 15 cada una.Ana Farías, directora de la organización Parvada, que brinda apoyo a estos empleados, comenta que parte de las fallas del programa piloto es que los trabajadores tienen múltiples empleadores, y algunos de ellos pueden estar interesados en pagar la cuota obrero-patronal, pero la mayoría no. “Es difícil que un particular se ponga en contacto con otro para convencerle de llevar a cabo el proceso”.Explica que lo anterior podría ser uno de los motivos por los cuales hay disparidad entre los números de afiliadas y peticiones de incorporación. Vía Transparencia, el Instituto Mexicano del Seguro Social reporta que más de 14 mil trabajadoras domésticas fueron incorporadas hasta octubre pasado, pero sólo 10 mil 858 permanecían afiliadas.Por su parte, el académico de la Universidad de Guadalajara y experto en la materia, Ángel Guillermo Ruiz Moreno, indica que muchas trabajadoras se han acercado a las delegaciones del instituto para incorporarse debido al apoyo que han recibido de organizaciones.“Están diciéndoles: ‘Si estás aquí, te tienes que afiliar’. En grupo es más fácil poder trabajar eso... y los trabajadores del hogar están en su legítimo derecho porque la seguridad social es un derecho humano de todos y para todos”.Resalta que el problema es que normalmente trabajan con familias que económicamente tienen la manera de afiliarlas, pero que prefieren no hacerlo.La baja afiliación que se tiene a través del programa piloto, señala, demuestra que no es nada más un tema de buena voluntad, sino que se necesitan más políticas públicas, estudios legislativos y diagnósticos por parte del ente asegurador para que se pueda consolidar alguna idea que sea práctica y sencilla para las personas.TESTIMONIO La excesiva carga de trabajo y los malos tratos fueron el detonante para que Liliana dejara de trabajar como empleada del hogar, tras más de 30 años de dedicarse a este tipo de labores en diferentes hogares.Hace cuatro años dejó de laborar para una familia con la que tenía cerca de seis años laborando. Su sueldo era de 300 pesos diarios. Laboraba de lunes a sábado, de las 9:00 a las 19:00 horas.En una ocasión su empleadora la “regañó” porque no le gustó cómo quedó la comida. “Y le dije: ‘A mí no me gusta que me griten. Ya son muchos años aguantando’. Porque lavaba, planchaba entre 10 y 12 docenas de ropa, hacía la comida, andaba de arriba para abajo (limpiaba una casa de dos plantas con jardín y terraza). Le contesté que era mucho trabajo, porque la comida y la lavada se pagan aparte, pero ella nunca vio eso”.Previo a este incidente, Liliana le pidió de favor que le hiciera un préstamo por 10 mil pesos, debido a que uno de sus hijos se encontraba enfermo. “Su respuesta fue: ‘¿Me ves cara de banco o qué?’. Y me vine llorando porque ya tenía cerca de cinco años”.Tras dejar de trabajar en esa vivienda, tuvo otros empleos en los que duraba apenas un par de meses. Por eso decidió poner un puesto de dulces.Aunque tiene la intención de volver a trabajar, aclara que eso sucederá una vez que se encuentre en mejores condiciones de salud. “Como estoy sola y no tengo seguro social, pues ahí me las veo. Estoy yendo con una doctora, me estoy tratando una infección de los riñones. Esta semana que fui al doctor me gasté unos 600 pesos”.Desde los 11 años de edad, Liliana se dedicó al trabajo del hogar en distintas ciudades hasta que se quedó a vivir en Guadalajara. Sin embargo, nunca recibió seguridad social, por ello considera que el programa para trabajadores del hogar es una buena propuesta. “Está mejor porque antes no daban eso, a muchos no les dan. También tengo un hermano que trabaja cuidando a una señora de la tercera edad… tiene 19 años con ella y nada. Le dan a la semana como dos mil pesos”.Su hermano no ha sido afiliado al IMSS y batalla para que le paguen los días festivos. Sólo espera que le den una buena liquidación cuando deje de trabajar.De las 10 mil 858 personas trabajadoras del hogar que están afiliadas a nivel nacional al IMSS, cinco mil 440 tienen entre 51 y 70 años de edad. La mitad. Otras 340 superan los 70 años, de acuerdo con datos otorgados por el IMSS.Ángel Guillermo Ruiz Moreno, académico de la UdeG, recuerda que todos los trabajadores del hogar que fueron afiliados a partir del año pasado, independientemente de la edad, se pensionarán bajo el modelo de las Afores, por lo que sus pensiones serán “bajísimas”.Pero en el caso de estas personas que superan los 50 años, apunta, es muy probable que no alcancen las mil 250 semanas de cotización que requieren para pensionarse por cesantía o vejez. “Y la pensión que alcanzarán será la mínima garantizada por el Estado, equivalente a un salario mínimo”.Pese a esto, acentúa que es mejor la seguridad social que el asistencialismo social que entrega el Gobierno. En vez de darles dinero, explica, es necesario darles la certidumbre jurídica.La directora de Parvada subraya que en el diseño del programa piloto no se tomó en cuenta el tiempo trabajado de forma retroactiva, lo que afecta a los empleados que tienen hasta 20 años o más laborando con algunas familias, los cuales ya estarían en edad de jubilarse si se tratase de otro tipo de trabajo, “pero los afilian apenas a los 55 años y se van a jubilar a los 62 años, entonces no van a poder ahorrar en esos años lo suficiente para jubilarse”.CLAVESAnálisis. El año pasado, la organización Parvada llevó a cabo el ejercicio “Se busca muchacha: la normalización de la explotación en el trabajo del hogar en la zona metropolitana”, en el cual se hizo pasar por una agencia de colocación para conocer si los habitantes de Guadalajara y Zapopan estaban dispuestos a contratar a trabajadores del hogar bajo esquemas de explotación laboral, con sueldos de 150 pesos por una jornada de ocho horas de trabajo. El 97% de las llamadas recibidas fue de habitantes de colonias de clase media alta o alta.Contratación. A pesar de que las personas entrevistadas contaban con recursos económicos para pagar mejores sueldos, la organización reveló que se mostraron dispuestos a contratar este servicio de bajo costo. “Puesto que las agencias de colocación se quedan con hasta 60% del pago… esto significa que la supuesta trabajadora obtendría, en el peor de los casos, 60 pesos diarios, lo cual está muy por debajo del salario mínimo. Sólo 4% reconoció que se trataba de explotación laboral”.Afectaciones. En la investigación se tomaron en cuenta dos tipos de discriminación: la nominal y en prácticas alimentarias. La forma más común de referirse a las trabajadoras del hogar fue con términos que “infantilizan” a las mujeres: “muchachas”, “señorita” o que no les reconocen el estatus de trabajadora, como “persona doméstica” o, en su defecto, no eran nombradas; es decir, se evadían completamente o se utilizaban palabras como “una persona” o “alguien”.Alimentación. En todos los casos se les informó a los potenciales empleadores que no estaban obligados a dar los alimentos; incluso, se les dijo que las trabajadoras podían llevar sus propios utensilios o comer comida fría para que no tuvieran que utilizar el microondas, la estufa o la vajilla de la familia. Esta propuesta se planteaba en alguno de los siguientes términos: “Usted no está obligada a darles de comer”, “Puede darle algo que le sobre, como un pedazo de pastel que deje su hijo o algo así, pero no se sienta comprometida”.Aunque desde hace varios años se implementa la Modalidad 34 “Trabajadores domésticos” del IMSS, que permite afiliar a los empleados del hogar de manera voluntaria y sin contrato de por medio, actualmente sólo se tienen incorporadas a dos mil 633 personas a través de este esquema.Una afiliación más baja en comparación a la del programa piloto que se puso en marcha en abril pasado, pero que da cuenta del por qué no han funcionado este tipo de modalidades para brindar seguridad social a los empleados domésticos, destaca Ángel Guillermo Ruiz Moreno, académico de la UdeG.“El grave problema de eso, que no ha funcionado, es el factor cultural por la sencilla razón de que hay muchas personas que trabajan con distintos patrones”.Resalta que es muy fácil establecer las normas, pero es difícil que la gente las cumpla. “Entonces se tienen normatividades que en realidad no se van a cumplir, porque quiero ver al IMSS cómo puede determinar una forma sencilla de hacer esto (que sea obligatorio el programa)”.Ruiz Moreno señala que la mayoría de los trabajadores domésticos ignora el programa. Por ello no exigen sus derechos. “Y puede ocurrir otro factor que es necesario considerar: si el empleado doméstico le dice al empleador que quiere afiliarse al Instituto Mexicano del Seguro Social, le va a decir: ‘No, hasta aquí. Yo no quiero problemas con el instituto con más efectividad de cobro que hay en el país, como es el IMSS”.Debido a los fracasos de esquemas anteriores y los pocos resultados hasta la fecha del programa piloto, remarca que se demuestra que no es nada más un tema de buena voluntad.Sigue: #DebateInformador¿Cuál es el principal motivo para no dar de alta en el IMSS a las trabajadoras y los trabajadores domésticos?Participa en Twitter en el debate del día @informador