Martes, 26 de Noviembre 2024
Cultura | Presencia fresca, vigorosa y carismática

Viaje musical a las raíces de México

La directora de la Orquesta de las Américas, ofreció anoche en el Teatro Degollado un concierto para presentar su disco de colección ''Mi Alma Mexicana''

Por: EL INFORMADOR

El programa fue el resultado de las investigaciones de Alondra acerca de los orígenes de la música culta en México. E. PACHECO  /

El programa fue el resultado de las investigaciones de Alondra acerca de los orígenes de la música culta en México. E. PACHECO /

GUADALAJARA, JALISCO (11/SEP/2010).- Lo que otros no hicieron en México, vino a hacerlo desde los Estados Unidos la Orquesta Filarmónica de las Américas.

A partir del consabido leit motiv de los centenarios, el ensamble neoyorquino pasó anoche por Guadalajara, en el quinto de los siete conciertos programados para la promoción de su disco ''Mi Alma Mexicana'', y consiguió un éxito clamoroso de público en el Teatro Degollado.

Pese a que el repertorio incluía varias obras poco conocidas, la experiencia, a la postre, fue fascinante. Fue una noche mágica, con una orquesta dúctil, equilibrada, disciplinada, con sonido aterciopelado, y una presencia en el pódium —la de Alondra de la Parra— fresca, vigorosa y carismática.

El complemento fue una sala llena, con un público entusiasta a despecho de los regaños de Alondra por ruidoso, impuntual y demás.

El programa fue el resultado de las investigaciones de la propia Alondra acerca de los orígenes de la evolución de la música culta en México a lo largo de 200 años.

La Melodía para violín y orquesta, Op. 1, de Gustavo Campa, con Daniel Andai como solista, abrió la sesión. El Interemezzo de la ópera Atzimba, de Ricardo Castro, permitió el lucimiento, en todo su esplendor, del limpio sonido de la orquesta.

El Concierto del Sur para guitarra y orquesta, de Manuel M. Ponce, enmarcó el virtuosismo de Pablo Sáinz Villegas. El solista obsequió como encore Las Bodas de Luis Alonso.

El complemento incluyó la Sinfonía No. 2, Las antesalas del sueño, de Federico Ibarra, obra impresionista con reminiscencias de Stravinsky; El trópico, de la suite Caballos de Vapor, de Carlos Chávez, con su evocación de la Zandunga, e Imágenes, de Candelario Huízar.

Los obsequios de la velada fueron el Danzón No. 2, de Ricardo Márquez, un espléndido Huapango, de Moncayo, y Sobre las Olas, de Juventino Rosas.

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