Martes, 26 de Noviembre 2024
Cultura | Más de 100 artistas plásticos en un gesto filantrópico, donaron su obra

Una subasta para ayudar

Este jueves 7 de junio, la Fundación México Vivo subastó 108 piezas cuyos fondos recaudados se destinarán a la lucha contra el VIHSIDA

Por: EL INFORMADOR

GUADALAJARA, JALISCO (08/JUN/2012).-  Todavía no están puestos todos los mosaicos del piso en el pasillo central de la nueva sede de la Biblioteca Juan José Arreola. Desde ahí, y hacia el interior en el lado derecho, se observa una enorme sala con muebles nuevos –todavía con el plástico de empaque— y otros, ya con libros en sus anaqueles, que esperan para su acomodo definitivo.

Del otro lado del pasillo, en cambio –una especie de sala expositiva de dos plantas— está todo listo para recibir a cientos de coleccionistas de arte, o simplemente distinguidos invitados, a la Subasta Guadalajara Arte Vivo 2012. Los recursos recaudados esa noche, jueves 7 de junio, serán utilizados para continuar el esfuerzo de la Fundación México Vivo que desde hace 8 años, trabaja para aminorar el impacto del VIH/SIDA en todo el país.  

Más de 90 cuadros han sido colocados en los muros de ambas plantas; incluyen óleos, pasteles,  grabados, fotografías y otras técnicas mixtas. Las esculturas y objetos están dispuestos al centro, junto a la escalera que lleva al segundo piso. Además de otras piezas,  aguardan arriba varias hileras de sillas –aun vacías— que voltean hacia un pódium ligeramente elevado.

En las fichas técnicas se leen los nombres de más de 100 artistas plásticos que, en un gesto filantrópico, donaron su obra en beneficio de la salud pública. La mayor parte de ellos creadores jóvenes emergentes, así como unas cuantas piezas de grandes artistas como Francisco Toledo y Rufino Tamayo.  

A partir de las 8 de la noche van llegando poco a poco los visitantes, engalanados con sacos, ellos, vestidos y zapatos de tacón, las mujeres. Antes que el arte, los recibe el bar y su equipo de meseros, concentrados en que nadie se quede sin un trago durante su estancia en el glamuroso evento.

Ron, whisky, tequila y margaritas de tamarindo para el calor, acompañan a los invitados en su recorrido por las piezas. Ven los cuadros, avanzan lentamente, beben un sorbo, saludan amigos y conocidos, charlan entre ellos, posan para las cámaras de las revistas y suplementos de sociales.

Una hora y media es tiempo suficiente para enterarse de la oferta artística y sus precios. Los organizadores llaman a tomar asiento y guardar silencio, pero la importante respuesta a la convocatoria y las margaritas, no permiten por completo ninguna de las dos cosas.

El primero en tomar el micrófono, todavía entre el barullo, es Miguel Ortiz Monasterio, presidente de la Fundación México Vivo. “Después de 30 años de haberse detectado el VIH/SIDA”, dijo “hoy no es una enfermedad mortal. Es una enfermedad crónica, pero hay que tener acceso a los medicamentos y hacerse la prueba, porque una detección oportuna es la diferencia entre la vida y la muerte”. Informó también sobre los esfuerzos de la fundación, orientados a la educación de los jóvenes mexicanos para que tengan una sexualidad responsable.

Agradecimientos, aplausos, que pase el siguiente con su discurso en mano. Es Angélica Fuentes Téllez –esposa de Jorge Vergara— la madrina de honor de la subasta. “Con actividades como esta gana la salud, el arte y toda la sociedad”, dice. Más agradecimientos y aplausos.
Y más palabras dirigidas a un público que no guarda silencio del todo. Pasa una representante de Juan Manuel Durán Juárez, director de la Biblioteca; Mónica Stettner, directora ejecutiva de la Fundación Universidad de Guadalajara; Charlie Cordero, fundador de México Vivo; y Rodrigo Moheno, director de la fundación.     

Después de un video explicativo acerca de las actividades de México Vivo, comienza por fin la subasta. A una velocidad propia de martillero profesional, éste anuncia el lote 1, que también aparece en la pantalla con la imagen correspondiente:

“Desde lo Profundo, un acrílico sobre tela de Adriana Papayanopulos, cuesta 10 mil pesos, pero aquí empieza en 2 mil 500, quién me da 2 mil 500, quiero 2 mil 500, 2 mil 500 a la una, a las dos, siguiente pieza”.

La puja comienza a partir de la segunda pintura: La Novia, de Agustín Castro. “El precio es de 35 mil pero aquí empieza en 5 mil. Quién me da 5 mil, ya tengo 5 mil, quiero 6 mil, no le pida permiso a su esposa, usted levante su paleta, ¡gracias! Ya tengo 6 mil, ¡se vende!”.

Y así, hasta pasar todas y cada una de las 108 piezas, cuyos nuevos dueños se fueron felices por haber adquirido una obra de arte y al mismo tiempo aportar para una buena causa.

EL INFORMADOR / EUGENIA COPPEL

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