Una conversación entre la imagen y el sonido

ZAPOPAN, JALISCO (23/MAR/2013).- A propósito de la exposición Tinnitus y Fosfenos, que se muestra en el Museo de Arte de Zapopan (MAZ), los artistas y especialistas María Álvarez del Castillo, Javier Audirac, Florentino Camacho, Florencia Guillén e Israel Martínez, con la moderación de Paulina Ascencio, intercambiaron reflexiones acerca del arte sonoro y el panorama en Jalisco.

En la mesa de discusión “Trayectoria de la imagen y el sonido en Jalisco”, que se realizó la noche del jueves, el creador y  codirector del sello discográfico Abolipop, Israel Martínez, contó que cuando sus inicios “no había un panorama para mostrar nuestro trabajo en la ciudad”, pero poco a poco se abrieron espacios.

“Para 2003, con la formación de Abolipop y el trabajo previo del colectivo Nopal beat, se organizó un evento que creo que es muy importante para la posterior experimentación sonora y la música electrónica en la ciudad, que fue el Festival Mutek GDL”, refirió al repasar las etapas en el arte sonoro en la escena local.

“Yo no creo que la historia del arte sonoro en Guadalajara sea de pocas asistencias o desinterés”, dictaminó más tarde.

“Algo que me parece positivo en esta ciudad es que la melomanía siempre ha sido de alguna forma muy abierta; hay una gran diversidad de géneros (...). Un ámbito de escucha que nos permite hacer este tipo de exploraciones”.

En la charla, María Álvarez del Castillo, curadora la muestra, manifestó su interés por “cómo lo visual y lo sonoro tienen un cruce muy interesante y cómo se conectan”. Ella fue asistente de producción para el festival PV Arte Contemporáneo en 2008 y de ahí emprendió el proyecto CAM contemporáneo, donde fue directora en difusión.

Cuestionada por la moderadora Paulina Ascencio sobre cómo llega a formarse un público para una exposición como la del MAZ, respondió: “No sé si haya un público o no. Para mí es hablar de lo que está sucediendo en Guadalajara, que hay todas estas vertientes o circuitos alrededor que están conformando toda una escena”.

Enseguida Israel Martínez añadió: “Esa incertidumbre es la interesante, porque te motiva a no tener miedo y decir: ‘vengan todos al museo’. Cuando no sabes quién es tu público lo que haces es compartir la información e invitar a conocer”.  

Por su parte, Florencia Guillén, artista con estudios y residencias en el extranjero, refirió que en su trabajo “adoptó el sonido de una manera bastante orgánica e instintiva”.   

Aseveró que en Tinnitus y Fosfenos “hay un regreso de los artistas a lo material, en algún punto era todo lo etéreo, lo que se va, y ahora se quiere algo más sustancial en términos físicos”.

En tanto, Javier Audirac habló de los sonidos cotidianos y aquellos que se van perdiendo. Ejemplificó que las iglesias de algunos barrios ya no tocan sus campanas, sino que reproducen grabaciones.

En ese sentido, apuntó María, “el cometido de Andrés (Aguilar) en Laboratorio sensorial era crear comunidad, que la gente sea creadora y experimente”.    

Pero en el diálogo relajado en el Foro Juan José Arreola del MAZ también hubo intercambios con el público. Un joven preguntó cómo es que regulan o equilibran sonido y video para transmitir un mensaje.  

“Hay obras que simplemente visualmente te remiten a un sonido, aunque no lo escuches. Como la obra de Daniel Monroy que es lijas que talla con un gis, puedes escuchar el ‘crash, crash’”, respondió Álvarez del Castillo.  

Por su parte Martínez afirmó que “hay piezas que tienen dentro del planteamiento lanzar el anzuelo y no dar toda la información, esto es un gran juego en el que todos reflexionan, experimentan y juegan”. —“Y hay un diálogo en las obras”, añadió María.  

Al finalizar la charla, Israel Martínez recomendó checar quiénes han participado en el Festival Aural para conocer las propuestas contemporáneas; son “gente que está reforzando el panorama de experimentación”.