Sillas surrealistas

CIUDAD DE MÉXICO.- Los relojes que se derriten como queso de Dalí, los oníricos paisajes de Magritte y las coloridas e infantiles esculturas de Miró forman parte del acervo artístico cuyo apellido paterno es surrealismo.

Inspirado en estos tres grandes pilares del arte surrealista, el diseñador industrial holandés Sebastián Brajkovic realiza sus extrañas obras.

El creativo, quien actualmente tiene 35 años, diseña muebles -sillas, mesas, lámparas, sillones y sofás- que sólo podrían existir en la fantasía, un claro ejemplo es su primera colección de sillas Lathe Chairs.

Dicha serie, compuesta de una docena de muebles, estuvo expuesta en la Carpenters Workshop Gallery de Londres. Los visitantes a la exhibición sobrepasaron las cifras esperadas y todo aquel que tenía de frente las piezas quería adquirirlas.

Y no sólo las personas quedaron maravilladas con las sillas, sino también los muséografos. Prueba de ello fue la compra que realizó el Museo de Artes y Diseño (MAD) de Nueva York, hace un par de semanas. El recinto adquirió una de estas sillas para que forme parte de su exposición permanente.

Brajkovic define su colección como una espectacular combinación entre el pasado y el futuro que da como resultado muebles imposibles que aunque estén destinados a unos pocos, hacen soñar a cualquiera.

PROYECTO ESCOLAR

Hasta hace unos meses el nombre de Sebastián Brajkovic sólo tenía sentido si se mencionaba en la Design Academy Eindhoven, de Holanda. Pero la fama artística lo alcanzó en 2006, cuando estaba a punto de graduarse del colegio. Para ganarse el título de diseñador, Brajkovic tenía que aprobar un examen profesional, el cual consistía en realizar un proyecto que ofreciera al público tanto utilidad como estética.

La idea de su trabajo final surgió al explorar una función del programa de edición de imágenes Photoshop, en el que se puede elegir un efecto de duplicación de píxeles y extender la imagen todo lo que se quiera.

Brajkovic se encontraba experimentando con la computadora, para darle forma a su trabajo, y entre tanto jugar obtuvo muebles extravagantes que se convirtieron en verdaderas obras de arte, que ahora se cotizan a precios muy elevados.

Para la colección, el artista utilizó sillas del siglo XVII, que a pesar de las apariencias, no descuidan la parte funcional. Sus obras no son arte-objetos, pues no pierden sus funciones para adoptar otras, simplemente poseen diseños fuera de lo común.

Como proyecto presentó en fotografías cinco sillas, cuatro para una persona y una para dos; y solamente realizó un diseño físico. Sus profesores quedaron impresionados con los resultados, por lo que le sugirieron que construyera las demás piezas.

El artista siguió los consejos de sus tutores y llevó en serio su primer proyecto profesional. Teniendo la colección completa logró que se expusiera en pequeñas galerías hasta que Carpenters Workshop Gallery de Londres le abrió sus salas de exhibición.

Debido a la fama obtenida Brajkovic hizo una segunda colección, con el mismo nombre y la misma idea, sólo que esta ocasión incluyó lámparas, mesas de centro y sillones. La mayoría de sus muebles han sido adquiridos por coleccionistas privados, hasta este 2010 que un museo se interesó en ellos.

El creativo ha afirmado en diversas entrevistas que con este proyecto quiere dejar claro cómo es, hacia dónde va y a qué sabe el trabajo de Brajkovic.

“Estamos viviendo una época de recesión en el diseño, cada vez es más común encontrar refritos copiados de los grandes maestros de la creatividad; y yo quiero hacer todo lo contrario, pretendo que mi trabajo no exista ni en estilos históricos ni en técnicas de fabricación, que posea formas arquetípicas innovadoras y que no se limite a reproducir estilos clásicos en un intento por repetir la historia”, según declaraciones del artista.

PROMESA DEL DISEÑO

Gijs Bakker, Hella Jongerius y Jurgen Bey, ex profesores del diseñador, aseguran que Brajkovic crea formas extrañas nunca antes vistas con ayuda de las tecnologías contemporáneas y eso lo convierte en un artista completo, pues su trabajo se basa tanto en la parte intelectual (sus irreverentes ideas) como en la virtual (las herramientas y programas de diseño).

El creativo asegura que en su trabajo pretende romper las fronteras entre arte y diseño. “Las dos disciplinas tienen como materia prima la creatividad y su objetivo es desprender una emoción o sensación, entonces por qué no amalgamarlas y obtener como resultado sillas largas”, comentó Brajkovic para los medios holandeses.

El diseñador afirma que los principales ingredientes que componen su obra son la imaginación y la locura, y tiene razón pues sin estas variables sería imposible definir la existencia de sillas de ocho patas, asientos tipo abanico, sillones unidos a lámparas, dos sillas que comparten respaldo o una banca que se extiende como las raíces de un árbol.

“Lathe Chairs son esculturas vivas, obras que parecen estar en constante movimiento y que necesitan de la imaginación del espectador para seguir su rotación a través de las paredes de la habitación en la que se encuentren”, comentó el diseñador a los periodistas holandeses.

Brajkovic asegura que su decoración proviene del mundo de los sueños o la tierra donde pasan cosas que no se producen en la vida normal, pues es una forma de rescatar de la materialización al diseño industrial.

“Hoy en día los productos cuentan una historia económica y eso para mí está fuera de moda. Debemos darle al usuario una pieza única. Por eso yo me considero un creativo de obras oníricas, que no por eso dejan de ser agradables a la vista”, según declaró el diseñador.

Actualmente Brajkovic está presentando su segundo proyecto al cual ha titulado: Home Grown