Regularán las manifestaciones culturales en Guadalajara

GUADALAJARA, JALISCO (21/MAR/2011).- José de Jesús Barocio es artista urbano desde hace 28 años. Hace retratos en el Andador Morelos, ubicado a un costado del Teatro Degollado en el Centro tapatío. En su pecho, el Gobierno municipal le ha hecho colgarse un gafete rojo con su nombre, su foto y su oficio. Dice que está bien que lo regularicen, porque “así ya no se nos meten, porque seguido pasaba  que llegan  de otros lados (más vendedores), y nomás quieren sacar poquito dinero quien sabe para qué, pues dan mal aspecto a la zona y eso nos baja las ventas”.

El gobierno municipal de Guadalajara, a través de la Secretaria de Cultura, ha comenzado a regularizar todas las manifestaciones artísticas que se dan en el primer cuadro del Centro, luego de que un grupo de músicos se manifestó porque los dejaran tocar en el Paseo Chapultepec en días pasados.

“Que quede claro que nosotros no estamos en contra de las manifestaciones culturales en las calles, lo que estamos haciendo únicamente es regularizarlo. En el caso de Naranjito Blues, lo que hicimos es cumplir con los reglamentos porque no podían estar tocando sin una licencia que ya se tramitó por medio de Adrián Uribe y Roberto López, secretario general del Ayuntamiento” manifiesta la titular de la dependencia cultural, Myriam Vachez.

El detonante, “un mal entendido”

El grupo de jazz Naranjito Blues tenía tres años tocando en el camellón de la Avenida Chapultepec, esquina con La Paz. Hace un par de semanas, durante uno de sus conciertos “llegó personal del Ayuntamiento, los de Inspección y Licencias junto con policías pidiéndonos que nos retiráramos porque no contábamos con la licencia”, comenta Charly Cisneros, integrante de la agrupación.

“Lo que hicimos después fue seguir los procedimientos. Incluso dijimos que nos íbamos a manifestar, pero fue hasta que el Gobierno se enteró por los medios de comunicación que fuimos escuchados. El señor Roberto López nos atendió y nos dijo que nos darían la licencia por un mes, siempre y cuando pagáramos”.

Myriam Vachez comenta que el caso de Naranjito Blues fue un mal entendido. “Lo que pasa es que los muchachos nunca habían solicitado una licencia. A la Secretaría de Cultura no le tocaba esa parte del camellón donde ellos se pusieron, y entonces llegaron los de Inspección y vigilancia y los reconvinieron para que hubiera orden”.

En el caso de Naranjito Blues, y a diferencia de los mimos de Plaza Universidad o los retratistas del Andador Morelos, ellos tuvieron que pagar una licencia de aproximadamente 240 pesos, “porque ahí la plaza es otra. Todos los días tenemos solicitudes de personas que quieren hacer manifestaciones culturales. No es un cobro excesivo y es el que está contemplado en el Ayuntamiento”, señala la funcionaria.

Charly, quien regresó junto con su grupo apenas hace una semana al Paseo Chapultepec, acepta que tienen un poco de miedo, “porque ahora que salió en los periódicos pues sí nos dieron las facilidades, pero no tenemos una garantía el siguiente mes, cuando la licencia ya no esté vigente. Y muchas veces el Gobierno no entiende la importancia de acercar la cultura a la calle”.

Chapultepec, a punto del colapso

La secretaria de Cultura acepta que en la zona de Chapultepec “tenemos que poner orden. Últimamente se ha convertido en una zona con demasiados comercios y gente que va los fines de semana. Nosotros, desde donde nos toca, tenemos que ayudar a mitigar un problema antes de que sea una zona de colapso”.

Apenas en meses pasados, los vecinos de la colonia Americana y Lafayette demandaban seguridad por los constantes atracos. Ahora, ya con la presencia cotidiana de la policía, Vachez Plagnol afirma que “las actividades culturales que estamos desarrollando en el Paseo Chapultepec no tienen por qué contribuir al desorden”.

Sí hay acuerdo, pero no con dinero

Los mimos de Plaza Universidad y los intérpretes de música andina que se instalan en la Plaza Fundadores están de acuerdo en que se regularice la situación.

“Hace años hicieron un censo y fue cuando decidieron que nos iban a dar este espacio”, comenta Héctor Campos, quien toca y vende discos en la Plaza Fundadores. “Lo que no estaría bien es que nos tuvieran que cobrar dinero. La verdad es que es poco el dinero que movemos. Muchas veces lo que nos saca adelante es tocar en la calle”.

Héctor tiene 16 años tocando en ese lugar y, al igual que el bajista de Naranjito Blues, cree que la cultura no es sólo la que se reproduce en los teatros o los museos: “La cultura debe ser libre, debe estar en las calles… es lo único que nos queda para resolver otras cosas”.