Recuerdan al padre de independencia en su 199 aniversario luctuoso

CIUDAD DE MÉXICO (30/JUL/2010).- La vida y obra del prócer de la Independencia de México, Miguel Hidalgo y Costilla (1753-1811), considerado como Padre de la Patria, fue recordada hoy en Ciudad México en su 199 aniversario luctuoso durante una ceremonia oficial.

"Mucha gente pretende hacer historia pero son muy pocos los que logran marcar la diferencia e Hidalgo fue uno de ellos", dijo  Guadalupe Lozada, coordinadora de patrimonio histórico, artístico y cultural de la Secretaría de Cultura del Distrito Federal.

La ceremonia se llevo a cabo en el marco de los festejos del bicentenario de la Independencia de México y el Centenario de la Revolución en el Jardín Hidalgo de Ciudad de México, frente a la estatua de bronce del cura y militar Miguel Hidalgo.

En ella se recordó el llamamiento- conocido como el Grito de Dolores- que hizo el prócer el 16 de septiembre de 1810 al pueblo mexicano para levantarse en armas en contra de la entonces autoridad virreinal de la Nueva España. Este acto lo realizó Hidalgo desde el campanario del municipio de Dolores Hidalgo, en el estado de Guanajuato.

También se hizo un recorrido por la trayectoria profesional y bélica de Hidalgo, en donde Enrique Vargas Anaya, jefe delegacional de Azcapotzalco, lo reconoció "como el hombre de letras y de armas tomar que se enfrentó a la corona española y salió triunfante".

"La Independencia de México es la consecuencia más significativa de un complejo proceso social y político por el que el pueblo mexicano tuvo que luchar y morir, y como tal, es un evento que no podemos dejar de recordar y menos aún dejar de lado a esos hombres que nos dieron libertad", enfatizó Lozada.

La Independencia mexicana inició el 16 de septiembre de 1810 con el Grito de Dolores y concluyó con la entrada del llamado Ejército Trigarante a la Ciudad de México el 27 de septiembre de 1821.

Miguel Hidalgo y Costilla fue un sacerdote y militar que estudió letras latinas en el Colegio de San Nicolás, obispo en el estado de Morelos e impartió clases de filosofía y teología.

Cayó en poder de las fuerzas realistas españolas, fue excomulgado por la Iglesia Católica y fusilado el 30 de julio de 1811 en el estado de Chihuahua por los cargos de alta traición, crímenes, asesinatos, sedición y conspiración.