Raúl Bañuelos recibe el premio Juan de Mairena

GUADALAJARA, JALISCO.- Tras una semana de actividades diversas en varias sedes de la ciudad, la segunda edición del festival "Verano de la Poesía en Guadalajara" concluyó la noche del viernes con la entrega del Premio Juan de Mairena al poeta tapatío Raúl Bañuelos que, además de su obra, reconoció de manera simbólica (con una pintura del artista plástico Carlos Maldonado) su trabajo como promotor del género lírico y formador de nuevas generaciones de poetas en la capital jalisciense a través del magisterio. El Paraninfo Enrique Díaz León de la Universidad de Guadalajara (UdeG) fue el espacio que lo recibió a él y a sus colegas Luis Vicente de Aguinaga y Guadalupe Morfín, encargados de encabezar el acto.

Como "un inmejorable invitado de honor" del "Verano de la Poesía" calificó a Bañuelos la titular de la Dirección de Artes Escénicas y Literatura de la UdeG, Lourdes González, luego de rendir un balance positivo de esta segunda edición del festival "flexible y participativo" que ha hecho posible el encuentro entre público y poetas.

Para De Aguinaga, fue necesario leer un texto que escribió para la ocasión con el propósito de "no extraviarme entre recuerdos, emociones y un particular sentimiento de gratitud" hacia Bañuelos. El presidente del comité consultivo del festival "Verano de la Poesía" hizo hincapié en la importancia del premio simbólico que lleva el nombre del alter ego del autor español Antonio Machado. Aseguró que la definición de poesía dictada por este autor ("palabra en el tiempo y diálogo de un hombre con su tiempo") funciona también para referirse a la obra del poeta tapatío.

Acerca de la tarea como profesor de Bañuelos, De Aguinaga explicó que ha sabido asumir el "sentido más práctico de la palabra maestro" y que ha creado a una "familia enorme" de creadores en Guadalajara beneficiados por sus lecciones y conocimientos.

Y a pesar de manifestar "que la poesía no es una fiesta por más que valga la pena celebrarla", agradeció las enseñanzas del vate tapatío y festejó este honor que le hizo el festival.

Guadalupe Morfín compartió esta idea y señaló que "Raúl es un árbol frondoso que no ha dejado de crecer". Destacó su lírica "riquísima en preguntas" y su manera de escribir "como si estuviera ante el más intenso mar o un desierto: desentrañando el misterio de lo que mira".

Junto a "un Raúl rodeado de quienes abrevan de él" no solo en el podio, sino también entre el público que presenció este reconocimiento, Morfín señaló que en Bañuelos "se reconoce una forma suya de ser poeta, alentando ese mismo espíritu en otros y otras" y encomió la manera fraternal en que ha sabido "cobijar a tantos en tiempos necesitados de poetas como él".

Bañuelos, al fin, tomó la palabra para dedicar el reconocimiento a su familia, a sus amigos y compañeros que lo han acompañado desde su primer taller en 1985, pero especialmente a sus primeros maestros "fundamentales en la enseñanza de la poesía y cercanía honda a la sabiduría desde la sencillez" que lo acercaron a "una visión de la vida muy diferente" (Adalberto Navarro Sánchez entre ellos).

La enseñanza de la poesía fue una de las razones por las que se le entregó el Premio Juan de Mairena a Bañuelos y por ello advirtió que "los rigores del aprendizaje se renuevan". Añadió que "el oficio aprendido no garantiza sino la artesanía", ya que, para él, "la poesía se entrega a quien se da por ella. El poeta se pone en manos de la poesía y ésta entrega sus centavos o su tesoro".

"El vaciamiento absoluto del ego es menester para que la poesía ocupe los espacios de la persona plena", sentenció Bañuelos y antes de que le fuera entregada la obra de Carlos Maldonado que contempla el reconocimiento, el poeta puntualizó que "a la poesía todo se lo debo y no tengo con qué pagarle".