Muestra de centenar de piñatas rescata las tradiciones y creencias mexicanas

CIUDAD DE MÉXICO.-  Las 127 piñatas expuestas "revalorizan el trabajo de los artesanos y artistas mexicanos" mediante las tradiciones locales y frente a la influencia de culturas exógenas, explicó hoy a Efe el coordinador de Comunicación Social del Museo de Arte Popular (MAP), Emilio Ortiz Marín.

Las piezas que se encuentran en la exposición fueron seleccionadas para participar en el tercer concurso de piñatas organizado por el MAP, una de los mayores centros de exhibición de arte tradicional de la capital mexicana.

La piñata ganadora fue la llamada "Nuestras Raíces de México- Guelaguetza", una figura que representa a los bailarines del estado sureño de Oaxaca que realizan la tradicional "danza de la pluma" durante las celebraciones populares de dicho estado.

Las piñatas a concurso resumen las tradiciones de diversas regiones mexicanas con figuras como mariachis, las típicas calaveras del Día de Muertos, los voladores de Papantla, frutas y animales exóticos y platillos de gastronomía local, entre otras.

Una olla de barro forrada de papel periódico es el elemento central de las piñatas tradicionales, que son adornadas con el llamado papel china, de múltiples colores, y recubiertas con cartón gracias a un engrudo realizado con pegamento hecho con harina y agua caliente.

"Ya se ha ido perdiendo un poco la costumbre en la manufactura de piñatas tradicionales pues antes eran artesanales" y ahora son fabricadas en serie, explicó a Efe el artesano Daniel Padilla García, quien obtuvo el primer lugar del concurso.

Según los organizadores de la exposición, la elaboración de las piñatas ha variado en sus formas ya que de los elementos tradicionales se ha pasado a figuras de súper héroes o de personajes de animación.

El origen de las piñatas se remonta en México al mestizaje de las culturas latinas y europeas, pero en origen, según expertos del MAP, fue en China donde durante la Edad Media se elaboraron las primeras figuras con forma de vacas, bueyes y búfalos, que se rompían en señal de buena suerte.

Posteriormente, se atribuye al navegante veneciano Marco Polo el haber llevado en el siglo XII desde China a Sicilia las piñatas como elemento de diversión para las fiestas reales y también como pocillo de regalo para los campesinos cada primer domingo de cuaresma.

De Italia la tradición pasó a España y la forma de las piñatas adoptó un simbolismo religioso, con estrellas de 7 puntas que, al parecer, representaban los 7 pecados capitales.

Al llegar a México las piñatas se convirtieron en elementos centrales de las festividades navideñas, adoptaron nuevas formas y los indígenas decidieron rellenarlas de frutas en representación de los recursos naturales autóctonos.