Viernes, 22 de Noviembre 2024
Cultura | 'No se deberían crear todavía más fronteras. Al contrario, se deberían disminuir', dice

Le Clézio pide 'abrir fronteras' pese a atentados en Francia

'No se deberían crear todavía más fronteras. Al contrario, se deberían disminuir', asegura el Nobel

Por: AFP

'Hace falta mayor comunicación. Más allá de eso, no podemos impedir a los locos que sean locos', declara. EFE / ARCHIVO

'Hace falta mayor comunicación. Más allá de eso, no podemos impedir a los locos que sean locos', declara. EFE / ARCHIVO

CARTAGENA, COLOMBIA (01/FEB/2015).- El suave timbre de voz y la mirada serena del escritor francés Jean-Marie Gustave Le Clézio contrastan con su firmeza al insistir, desde Colombia, en la apertura de fronteras, aún cuando Europa sigue impactada por los recientes atentados en Francia.

"No se deberían crear todavía más fronteras. Al contrario, se deberían disminuir para que la gente pueda circular más fácilmente por todas partes", dijo el Nobel de Literatura 2008, invitado de honor al décimo Hay Festival Cartagena de Indias, que evoca en la ciudad caribeña a su homónimo británico.

Le Clézio, quien ha residido en varios continentes (incluyendo una inmersión con aborígenes colombo-panameños a su paso por Latinoamérica en los años 70), acabaría con estos límites sin pensarlo dos veces si pudiera cambiar el mundo.

Esto, pese a las voces en Europa que piden endurecer controles migratorios tras los ataques de integristas islámicos al semanario satírico parisino "Charlie Hebdo" y a un supermercado kósher, que dejaron 17 muertos en la capital francesa a principios de enero.

Viajero incansable, de "identidad múltiple" al estar casado con una marroquí, como suele señalar, Le Clézio criticó incluso las restricciones del espacio Schengen (del que hacen parte 25 países europeos), a las que calificó como una "vergüenza".

"Cerramos Europa a África, a Oriente, a América Latina: la frontera Schengen no parece buena. Debería suprimirse", señaló, vestido de negro, el escritor de 74 años, autor de unas 40 obras, como "Desierto", "Tempestad" y "El africano".

Luego de los atentados en París, Le Clézio publicó en el diario Le Monde una carta a su hija, en la cual la felicitaba por participar en las masivas manifestaciones de rechazo a lo ocurrido, aunque negaba que sus perpetradores fueran "bárbaros".

Los describió como personas comunes, cuya fracasada inclusión en la sociedad francesa motivó los actos de violencia, una postura que le ha valido críticas hasta del peruano Mario Vargas Llosa, Nobel de Literatura 2010.

"Podemos remediar la pobreza y el aislamiento de los suburbios en Francia", esbozó Le Clézio, como solución al islamismo radical, aunque aclaró: "Haría falta mayor comunicación. Más allá de eso, no podemos impedir a los locos que sean locos. Basta con que no estén armados".

Caja de resonancia

Para el escritor nacido en Niza, en el sureste de Francia, la literatura "es un buen medio para atravesar fronteras", sobre todo para quienes no pueden viajar, impedidos por las restricciones migratorias.

"Es una especie de caja de resonancia pero no necesariamente tiene un rol moralizador: depende de cada uno tomar su decisión", agregó desde un hotel colonial de lujo en el histórico centro cartagenero.

Por eso, Le Clézio asegura que no se sumergirá en "Sumisión" (Michel Houellebecq), la novela más vendida en su país por estos días, que habla de la islamización en el territorio (con cambio de vestimenta femenina incluido) cuando un musulmán se dispone a ocupar el Palacio del Elíseo.

"No me gusta su título y probablemente no lo leeré porque no creo que sea un buen mensaje para los franceses decirles que deben tener mucho miedo del Islam", aseveró convencido este hombre rubio y de ojos azules.

"En Francia ya tienen una tendencia a ceder al temor, entonces no creo que sea una buena idea", añadió.

Tras enfatizar que prefiere una literatura "optimista", Le Clézio reveló que su plan a corto plazo es continuar escribiendo sobre distintos lugares del mundo.

Así se perfila "Alma", una novela que lleva el nombre de una propiedad azucarera de su familia en la isla africana de Mauricio (donde creció), y otra obra, un "breve sobrevuelo del arte no lineal", escrita conjuntamente con alumnos suyos en China, donde pasa temporadas.

"No creo que haya un progreso en el arte ni en la literatura. Creo que los pensamientos y las creaciones circulan. Es decir, que van y vuelven", opinó.

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