Las artes del contener

GUADALAJARA, JALISCO (29/AGO/2012).- Para el intelecto humano existen varios referentes de lo que es un contenedor. Se puede hablar de un vaso que contiene agua, el cuerpo que contiene al ser, la casa que contiene la institución familiar, o la propia ciudad que contiene la identidad de un colectivo. Cuestionándose cómo se percibe y averiguando lo artístico detrás de un contenedor, el artista plástico jalisciense Gabriel Rico Jiménez creó el proyecto Lo que me da forma... lo que me contiene. A través de una exposición y la presentación de un documento muestra una visión periférica de la salud de la ciudad, mediante sus contenedores.

El concepto se conforma por dos partes complementarias: una exposición montada en la galería Curro y Poncho y un documento impreso que se presentará por vez primera en el Museo de Arte de Zapopan (MAZ). Para obtener el material final, el artista realizó una investigación que duró cuatro meses, mediante la cual vinculó su trabajo con el concepto generador que es el contenedor. A partir de esto desarrolló piezas hechas para dicha exposición, producidas durante este año.   

Todo despegó de una maceta. "Las macetas tienen la particularidad de contener vida", comparte Gabriel. "Vida que puedes transportar de un lugar a otro, siempre y cuando tengas en cuenta la planta que hay dentro del contenedor. En particular me interesan las macetas que se obtienen a través de una lata de encurtidos o de pintura, que para mucha gente, al consumir su producto, inicia su vida útil, al grado de convertirlas en macetas".

El montaje cuenta con un total de cinco piezas. Entre ellas hay una de sonido que se titula La situación, que habla de cómo se sitúan las notas en la escala musical. Tiene un carácter conceptual en el que trabaja con la cabeza del receptor, tocando todas las notas de un piano, de agudo a grave, cada cinco segundos, para hacer un mapa de la continuidad que  permite interpretar el futuro, adivinando la nota que está por llegar. Reflejo de la posibilidad de contener una idea en su estado etéreo, no físico.

Otra más se titula Coca cola en las venas, hecha con 392 botellas de vidrio color esmeralda traslucido, con una capacidad de 192 mililitros. La instalación antepone los lujos a las necesidades básicas: el refresco por sobre los víveres. Pues la base está hecha con contenedores de fruta que sirven tan sólo de soporte a los contenedores de soda. En el interior de cada botella yace una bandera de madera ondeando por el aire que emiten las aspas de cuatro ventiladores. Esto ejemplifica el flujo que necesita de un contenedor para existir. "Personalmente no creo que exista el vacío total, pero si existiera no habría flujo, no habría nada. Se necesita de algo que contenga para fluir", según comenta Jiménez.

Respecto al proceso de creación, el artista indica: me di a la tarea de explorar y trabajar con técnicas tan radicales entre ellas como el arte objeto, ready made, art net y el acceso público del internet, video y teorías de cálculo. Hago eso para ir de una técnica a la otra sin afán de cambiar, sino de enriquecer el proyecto en sí.

Las piezas complementan un documento/objeto que contiene 42 esquemas hechos a mano por el artista, acompañados de textos realizados por dos críticos, un galero y un escritor. Además cuenta con material para inmiscuirse en el concepto, con direcciones de internet en las que aparecen piezas específicas de la exposición. El documento vincula el estado físico de las cosas con el estado etéreo de la información.

El documento se realizó a través de un tiraje de 300 piezas, cada una con trabajo a mano. Como sentido práctico de poder comprar y adquirir arte, se encontrará a la venta el documento en la charla que precederá a la inauguración de la exposición, este jueves 30, a las 18:00 horas, en la sala Manuel Álvarez Bravo del MAZ, para después trasladarse a las 21:00 a la galería Curro y Poncho, ubicada en el Edificio Cube del boulevard Puerta de Hierro.

EL INFORMADOR / RUBÉN GIL