GUADALAJARA, JALISCO (31/MAR/2017).- El Roxy no sólo fue una sala de conciertos y un recinto convertido en símbolo de los géneros emergentes. El espacio cuya vocación inició con el séptimo arte, también acogió a las artes plásticas durante muchos años. En sus muros y salas estuvieron plasmadas imágenes, firmas de artistas consagrados y entre sus paredes se exhibieron las manifestaciones plásticas de vanguardia en Guadalajara, obras que ya no existen por el evidente deterioro del lugar y la imposibilidad de rescatar las piezas. La importancia del Roxy es tal para la pintura, que Carmen Bordes plasmó en “Don Rosendo en la ronda nocturna” a los pintores y artistas sobresalientas en la ciudad a final de siglo; la pieza actualmente pertenece a la colección permanente del Museo de la Artes de la Universidad de Guadalajara.Con la intención de devolver la vocación de sala de exhibición al Roxy es que el Colectivo Cabezas Cuadradas se adentró en el lugar para intervenir, de manera temporal y en bastidores móviles, cuatro piezas de artistas contemporáneos que se pueden ver en sus muros. El proyecto fue comandado por Yamir Ali Yedet, curador de Cabezas Cuadradas y quien en entrevista señala que todo surge de una iniciativa de Ivonne Once.“El proyecto inició con la intención de hacer algo llamado ‘Un día por el Roxy’, idea de Ivonne Once, a la que me sumé; con el tiempo busqué a Alejandro Serratos —actual dueño del inmueble— y resultó que nos ofrecían una dinámica que ellos tenían; las piezas las hicimos en colaboración con la Sala Roxy”, señala en entrevista Yamir Ali.El proyecto, que hasta ahora no está abierto al público, fue una de las intervenciones que suele realizar el Colectivo Cabezas Cuadradas, que ya antes plasmó obras en las bancas de la ciudad y dejó murales en los pasos a desnivel de Lázaro Cárdenas; contó con la participación de los artistas Andrea Caboara, “Pulse”, Alejandro Martínez, Jesús Villalpando, “Frase”, Pablo Arteaga, “Sadek” Reynols y Regina Reynols.“Ahora hicimos una colaboración como creativos, como Cabezas Cuadradas, para el edificio que representa algo importante. La premisa fue plasmar cuatro etapas que ha vivido el inmueble invité a artistas que no fueron parte de la generación Roxy: Andrea Caboara, que trabajó el tema del teatro; el segundo tema lo hizo Pablo Arteaga, que es el cine; hay una colaboración de Alejandro Martínez con Jesús Villalpando, “El Feng”, que se clavaron en los noventas; y “Pulse” se encargó del tema del abandono”. Las piezas están realizadas sobre MDF y no están adheridas a los muros, “sin embargo el artista ‘Frase’ intervino la casa contigua del Roxy y pintó un mural, además hubo una intervención en los ex baños y un mosquito que suelo realizar en los spots de Cabezas Cuadradas”, concluye Yamir. Actualmente las piezas pertenecen a los artistas y se espera que cuando la Sala Roxy se reactive, sean exhibadas junto con una muestra de los procesos de su elaboración. El proyecto fue financiado por la Sala Roxy en la parte de materiales y pintura, mientras que los recursos restantes fueron aportados por el colectivo que encabezó el proyecto y los artistas que intervinieron.Un olvido que no permanecePara “Pulse”, el abandono no representa olvido, pues hasta en los espacios inhabitados crecen las plantas y el grafiti suele llenarlos de vida apenas ve el espacio disponible. “Personalmente creo que un lugar así nunca puede estar en el abandono, el Roxy siempre estuvo en la plática de mis amigos. El título que yo le puse a la pieza es ‘No estaba muerto, andaba de parranda’, está hecha en acrílico y aerosol; tiene plantas que me parece representan la resistencia, tiene la influencia de esas plantas que crecen entre el cemento; tiene elementos de cuando ves un lugar deshabitado como el grafiti y fantasmas, los rostros que siguen existiendo en el Roxy”, se explaya en entrevista. El artista, que no vivió los momentos de esplendor ni de la música o las artes plásticas, menciona que no por ello carece de memorias de la sala. “Yo en los 90 tenía seis años, pero me tocó ver bandas locales. Tengo un recuerdo muy claro con Salón Victoria, me encontré a mi hermano más pequeño en el concierto: el contraste con el espacio de ahora es enorme, pero las cosas cambian y no permanecen”.La música y su importancia en la pinturaUna de las historias más recurrentes cuando se habla del Roxy es la presentación de la banda británica Radiohead, que en ese entonces no contaba con el cartel y la leyenda que forjó con el paso de los años. Por ello es que Alejandro Martínez decidió tomar el rostro de Thom Yorke como motivo para su pieza, centrada en los años 90.“Lo que intervinimos Jesús Villalpando y yo fue el rostro de Thom Yorke, porque nos tocó estar el sábado 22 de octubre de 1994; no se me olvida porque no se llenó, pero fue algo impensable para la ciudad, tocaron una hora y 20 minutos porque no traían muchas canciones”, menciona Martínez quien no evita la melancolía al hablar de los conciertos que disfrutó en la sala de conciertos.“La imagen es totalmente de Yorke la realicé yo, y ‘Feng’ la intervino con los nombres de sus álbumes en estilo grafiti, no quisimos incluir más. La pieza es aerosol con óleo: el rostro es óleo y el grafiti es aerosol”, ´concluye el artista, que actualmente tiene una muestra en el Café Benito, del Larva.