La novela, una aproximación distinta a la realidad: Zepeda Patterson

GUADALAJARA, JALISCO (01/DIC/2014).- La novela "Milena o el fémur más bello del mundo" (Planeta, 2014), del conocido periodista y narrador mexicano Jorge Zepeda Patterson, ganadora del Premio Planeta 2014, es un thriller que explora los ámbitos del delito y la corrupción a través de un personaje cuya belleza le condena a convertirse en una víctima de la trata de personas pero, asimismo, con un carácter que no la exime de enfrentar los hechos y concebir una esperanza de salvación.

En palabras del autor, "la intención en esta historia no tiene tanto que ver con la denuncia de una situación determinada -como la esclavitud sexual y la trata de personas-, más bien con mi necesidad de contar historias, en este caso, de la condición humana colocada en una situación límite; para eso, pensé que la situación de la protagonsita podía ser muy rica para dar cuenta de estos infiernos".

En estos términos, abunda Zepeda Patterson, "lo que más atractivo me resulta, sobre todo si se piensa en la situación que vivimos en el país -en que parecería que hemos tocado fondo, con los abismos de rabia y desesperación-, es que eso tiene un paralelo con situaciones que viven las personas en situaciones como la de Milena, secuestrada a los 16 años (y dueña de una belleza sobrecogedora) para convertirla en esclava sexual en España y luego traída a México; pero a ella le parece un mal sueño y, en el camino, no abandona la idea de que puede librarse de toso eso. La novela nos dice que no importa la situación, en última instancia uno puede ser el corazón de su propio destino".

El detective colectivo

Así, el narrador es consciente de que "quería hacer una novela de misterio, detectivesca; pero en México es imposible recurrir a la estrategia tradicional -en la literatura sueca o norteamericana de este género- del policía retirado que es detective o funcionario judicial; acá cualquier detective o personaje justiciero acabaría en una zanja al tercer día, no importa que tan heroico o astuto sea".

De esta suerte, explica, "tuve que pensar en un detective 'colectivo' y, además, poderoso, porque de otro modo sería imposible que enfrentara a los demonios que andan sueltos en el país, los poderes fácticos (que son brutales); por eso, mi investidor se conforma por el director del un diario (uno de los más importantes del país), la presidenta de un partido político y el exdirector de los servicios de inteligencia de la nación. Sólo juntos están en condiciones de enfrentar a esos poderes. Porque nadie podría haber creido que un tipo sería capaz de enfrentar a todo un sistema".

Los añadidos

Detalla el periodista que buscó "hacer añadidos al género negro -y he abrevado en la novela clásica estadunidense y los nuevos aportes europeos-; uno, que hoy en día la vida no puede explicarse sin las plataformas digitales, ya las tramas tienen que pasar por aquello sucede en las redes, la blogósfera y los recursos que ofrece (muchas batallas que se libran en este país se dan hoy día en ese ámbito); un thriller no puede ser distinto".

El otro "añadido" que Zepeda Patterson buscó introducir en la historia, dice, "fue una especie de cachondería que, a mi juicio, no existe en la novela negra escandinava. Quise meter humor, música, que la comida estuviera viva; tanto en mi novela anterior como en "Milena...", hay una parte lúdica pero en código latino-mediterráneo. La cachondería está porque somos así".

Amordazar al periodista

Por otra parte, formado en el periodismo, Zepeda Patterson sabe que éste no excluye la literatura; "el periodismo sigue siendo imprescindible para dar cuenta de la realidad y las novelas 'realistas' no sustituyen al periodismo. Es cierto que hay rincones del espacio público que el periodismo no alcanza a cubrir bien y ahí la novela es un recurso interesante para poner en movimiento las cosas y explicar las tramas. Si uno revisa estadísticas sobre el fenómeno de la trata de personas, pueden conmovernos pero después se pasa la página; cuando uno lee y puede entrar en el alma de alguien como Milena, las cifras pueden convertirse en vivencia y dar cuenta de una realidad que está sucediendo en este momento. Ahí es donde la novela ayuda, es una aproximación distinta a la realidad".

Finalmente, refiere, "en lo particular, el oficio periodístico es un atajo para llegar a la narrativa. Tras 25 años de práctica existe el dominio de las herramientas y eso hace más eficaz la redacción de una novela, pero hay un momento en que puede estorbar. Uno tiene que amordazar al periodista para dejar correr al narrador, para que las historias tengan pliegues, no se diga todo, y los temperamentos sean contradictorios".

EL INFORMADOR / RICARDO SOLÍS